Editorial


Preguntas para la ministra

¿Sabe la ministra que no producir gas en Colombia no mejora en nada las emisiones globales si se lo compramos a Venezuela?

EL UNIVERSAL

15 de agosto de 2022 12:00 AM

Para sorpresa, desconcierto y preocupación de un grupo nutrido de analistas económicos de todas las corrientes doctrinales, la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, le notificó al país que la futura insuficiencia de gas por cuenta de la decisión de suspensión de la exploración sería su importación desde Venezuela.

¡Qué susto descubrir que el futuro energético del país puede estar en manos de quienes prefieren acabar con la autonomía de Colombia en tan sensible sector económico, con tal de darle rienda suelta a las preferencias ideológicas!

Pero es posible que se nos espete que no se trata de una posición ideológica, sino de una opción racional. En tal caso, sólo lo creeremos si se contestan razonadamente estas y otras preguntas, pues no caben más en este espacio.

¿Sabe la ministra que no producir gas en Colombia no mejora en nada las emisiones globales si se lo compramos a Venezuela? La única explicación sensata es que lo que se busca es trasladar su producción, la riqueza y el empleo hacia la martirizada Venezuela; en tal caso, pues que se nos diga esa verdad con toda franqueza; que de lo que se trata es de apoyar a la nación hermana, y entonces la decisión tendría un sentido concreto... aunque todavía sería discutible.

¿Sabe la ministra que hace pocos años estuvimos al borde del racionamiento al quedarnos esperando el gas que Venezuela nunca nos mandó?

¿Sabe la ministra que renunciar a la autosuficiencia triplicaría el costo del gas domiciliario, con el consecuente castigo a los hogares que lo reciben?

¿Cómo sortear las posiciones del ministro de Hacienda y del presidente del Congreso, en cuanto a que el balance costo-beneficio de semejante decisión es desfavorable para el pueblo colombiano?

¿Sabe la ministra que a nivel global ya se definió que el gas es la fuente de respaldo y, por ende, indispensable, para las renovables hasta que estas, dentro de varias décadas, puedan sustituir a las fósiles y el carbón?

¿Estratégicamente no es una renuncia grave volverse dependiente de otro país, sin necesidad? ¿Se requiere que Putin avance más hacia adentro de Europa occidental para percatarse de ello? ¿Por qué es mejor opción dejar de consumir lo propio para adquirir lo ajeno?

Tranquiliza, eso sí, la determinación en cuanto a que los contratos de exploración que se encuentran vigentes seguirán su curso y culminación establecidos, como tenía que ser, pues los contratos son ley para las partes. Y aunque esta subsistencia nos podría dar varios años de autosuficiencia, no borra el hecho de que explorar no significa necesariamente extraer gas y explotarlo; o que explorar no genera emisiones, pues la emisión deviene es de su consumo.

Entonces, por esa lógica tampoco se explica, salvo desde la óptica ideológica, la renuncia a garantizarnos a los gobernados que nuestro Estado nos proveerá de autonomía energética.

Se esperan respuestas.

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