Ayer el presidente Santos firmó en Cartagena, en palabras de la propia presidencia de Colombia, “trascendentales convenios que permitirán que la Armada Nacional cuente con la más moderna base naval, lo que abrirá la puerta al desarrollo de proyectos urbanísticos, la construcción de un nuevo aeropuerto y el mejoramiento de la protección costera”.
Estas indudablemente son buenas noticias, incluyendo muy especialmente la protección costera, que sabemos fue en buena parte gestión del alcalde Manolo Duque, quien ha estado ‘al pie del cañón’ con los proyectos principales de infraestructura de Cartagena, sobre todo, al quedar sin efecto el proyecto de APP que haría la avenida del Bicentenario desde el túnel de Crespo hasta el hotel Caribe.
Ya el proyecto de protección costera no será tan ambicioso en primera instancia, pero sí acometerá las partes más graves de la erosión costera entre la avenida del Pescador, a la entrada del Bocagrande, y el hotel Caribe, zona gravemente afectada por el incremento en el nivel medio del mar y por lo mismo expuesta al oleaje de los mares de leva y frentes fríos, que meten el mar a las calles de este barrio turístico, convirtiéndolo en un caos de movilidad y fuente de destrucción del parque automotor, además de dañar las propias calles.
La protección costera no es solo un imperativo para todos los residentes de este barrio costero, sino también un respaldo a los inversionistas que han construido nuevos e importantes hoteles y torres de apartamentos en este sector.
Del proyecto de la base naval se saben pocos detalles y convendría conocerlos lo más pronto posible, lo mismo que el sitio a donde sería trasladada esta infraestructura tan importante para la defensa del país y para la economía de la ciudad, que el presidente dijo sería “de talla mundial”. Por lo pronto la oficina de la presidencia dijo que en los terrenos de la base de hoy habría muelles para cruceros turísticos, un museo, y también había dicho hace unos días que allí habría marinas.
Del nuevo aeropuerto, que como ya hemos informado en El Universal quedaría en Bayunca, dijo el presidente Santos que entre otras fuentes de financiación privada “se realizará con parte de los recursos de la actual terminal, cuando eventualmente se pueda vender”.
Santos dijo que esperaba que ambas construcciones, la de la nueva base naval y la del aeropuerto, comiencen “a más tardar” en dos años, enfatizando que “Las ciudades, como los países, como las empresas, deben diseñar su futuro con anticipación. No hay nada peor que el crecimiento desordenado. Esto es un ejercicio de planeación hacia el futuro muy importante”.
Aunque los tres proyectos son muy importantes, urge impulsar con gran ímpetu el de la protección costera, indispensable para que siga creciendo la industria del turismo y sus empleos formales, y para la calidad de vida de los lugares afectados.
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