Editorial


Salsa y redes sociales

En los años 60 y 70, el ritmo musical afrocaribeño que conocemos como “salsa” fue tan contagioso que, guardando las proporciones, es como en esta era digital el auge de las redes sociales.

Tal vez, la diferencia entre una y otra es que la salsa no fue muy bien recibida por los tradicionalistas latinoamericanos que residían en el New York sesentero, y mucho menos por los norteamericanos que no escondían su rechazo a todo lo que oliera a tercermundismo, sobre todo porque, precisamente, los protagonistas del nuevo fenómeno cultural provenían de los guettos urbanos donde se arrinconaban etnias, religiones e ideologías vistas como marginales.

Desde ese punto de vista, sería fácil comprender por qué a los músicos latinos no les fue tan fácil propagar su música a través de los medios de comunicación, especialmente las emisoras, que eran el canal de mayor penetración mundial de las sociedades.

Pero hoy las herramientas de comunicación son la más asertiva ventana de promoción de todo tipo de productos, dado que la gente encuentra en ellas la posibilidad de expresarse a su manera y sin mayores limitaciones.

Mientras, los propietarios de las redes sociales en la web capitalizan el mejor negocio publicitario, pues son dueños de las preferencias de las audiencias.

En el Festival de Salsa Cartagena en Clave 2018, que se realizó desde el 1 de noviembre, quedó claro que la salsa sigue viva y que las plataformas digitales son fundamentales para ella.

Hoy los seguidores de la salsa y sus creadores tienen el mejor escenario en las redes sociales para promover y -¿por qué no?- hacer fama y dinero en una plataforma que garantiza audiencias selectivas.

Quienes lo han entendido desde muchas otras actividades productivas, hoy gozan de esos privilegios gracias a las redes sociales.

No estar en ellas es quizás considerarse ajeno a la tendencia y moda de la sociedad digital a la que nos suscribimos. Otros dirían, “las redes sociales son un mal necesario”.

Analizando las cosas de este modo, quienes entienden que la salsa es tan contagiosa como las redes sociales, ven la combinación perfecta a las audiencias salseras de muchas latitudes. Y si en Cartagena ya comenzaron a moverse los amantes de la salsa en ese sentido, podemos asegurar que van por el camino correcto.

Pero los que vienen promoviendo la salsa por estas plataformas deben tener bien claro que no se trata de cortar y pegar sino de imprimir un sello propio, de ser creativos, novedosos, pero, sobre todo, brindar una información confiable, pues la falta de confianza en las redes sociales es lo que muy pocos internautas han querido entender y se llevan con los cachos ese valor humano; y sin importar, afectan el nombre y la moral de mucha gente, solo por ser virales y conquistar audiencias, muchas de ellas morbosas.

En Cartagena hay un movimiento salsero que se apoya en la redes sociales desde los festivales y establecimientos, lo mismo que  en otras ciudades de Colombia y del mundo, con sus respectivas audiencias, pero muy probablemente están siendo reiterativos en los contenidos.


 

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