Desde hace algún tiempo, las cadenas privadas de televisión se han dedicado a resaltar la vida de los más conocidos criminales del país, como si ellos no le hubieran hecho ya suficiente daño a la sociedad colombiana y mundial, dejando una cultura del dinero sangriento y rápido, como si no fueran un ejemplo de lo que no deben hacer los ciudadanos de ningún país.
No hay consistencia entre quejarse de la mala imagen de Colombia en el exterior, y ayudar a que el mundo se haga una idea equivocada de cómo son la mayoría de los colombianos al promover en la TV los antihéroes que tanto daño le hicieron al país y se lo continúan haciendo. Hay dos producciones recientes que no le convienen al país porque no destacan a nuestros personajes edificantes, de los que hay muchos, sino a los negativos, aquellos que se hacen millonarios a costa de infringir la ley extorsionando y asesinando inocentes.
La excusa es que tal es nuestra realidad. Como si los que se desloman diariamente para ganarse la vida –esos sí héroes- no hicieran parte de la realidad nacional, y con menos herramientas que muchos otros. Afortunadamente, los televidentes se han dado cuenta de la situación y castigan a las programadoras con un bajo “rating”, como se vio en una producción reciente, que a pesar de su calidad, no ha logrado concitar el interés del público.
En Colombia abundan los personajes que pueden servir como ejemplo de tesón, esos que saben que no hay riqueza rápida y que en la vida hay que trabajar diariamente con fuerza para lograr las metas. Se anuncia ahora una producción sobre un tristemente célebre secuaz de un capo, quien recibirá pingües regalías por decirle al país cómo mató a los enemigos de su patrón.
En otros lugares, las producciones televisivas muestran el verdadero espíritu nacional a través de personajes reales, pero positivos, y no se debe repetir una historia de la cual la mayoría los colombianos no desean vanagloriarse.
¿Por qué nuestra televisión, a la manera de otros países, no se dedica a glorificar las cosas buenas que tenemos?
Los personajes negativos y poco virtuosos parecieran llamar más la atención que quienes diariamente luchan y se sacrifican para salir adelante. En los años recientes el interés circula entre quienes nos han hecho más daño.
La única manera de lograr que nuestros compatriotas respeten las instituciones es mostrándoles un buen ejemplo, y qué mejor manera que utilizando uno de los medios que más atrae, como es la televisión, pero no con los crímenes de un sicario.
La ciudadanía debe hacerse sentir ante las programadoras mediante las taquillas y los ‘rating’ para dar el mensaje de que llegó la hora de exaltar a los mejores hombres y mujeres de nuestro país y no a los más sanguinarios delincuentes. El país está más que harto de ellos.
Errata: ayer debimos escribir ciclorruta y no cicloruta.
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