Editorial


Transcaribe tiene que recuperarse

Transcaribe es un patrimonio importantísimo de los cartageneros, quienes son sus usuarios y beneficiarios, y que está en el ojo del huracán por varios motivos: en primer lugar, porque tiene un año de retraso y las grandes expectativas y plácemes generales con los que arrancó el sistema se tornaron en una gran frustración, inversamente proporcional a las grandes esperanzas del arranque. Esta frustración se debe a las demoras de distinto orden acumuladas a través de las distintas administraciones desde que comenzó a operar y por algunas fallas en el servicio, tanto de los buses como de las estaciones, muchas de las cuales tenían problemas en el mecanismo de sus puertas.

Transcaribe no solo nació con la misión de transportar pasajeros con comodidad y dignidad, sino que al implementarlo deberían suceder varias cosas casi simultáneamente que deberían mejorar la calidad de vida de la mayoría de los habitantes de la ciudad: desaparecerían las obsoletas y detestadas busetas del TPC, con su maltrato múltiple a los pasajeros por la grosería de sus operarios, por el alto volumen de sus equipos de música, y por la conducción peligrosa de sus ‘cabrilleros’ (no conductores); se reduciría también la cantidad de mototaxis locales, un beneficio para la mayoría de los ciudadanos porque ayudaría a disminuir la accidentalidad general, y particularmente, la de las propias mototaxis y sus pasajeros inermes; por la calidad del servicio, muchos propietarios de carros los dejarían en sus casas y usarían a Transcaribe; y al despejarse las vías de buses y busetas del TPC, de las mototaxis, y de muchos autos privados, aumentaría la velocidad general del propio Transcaribe y de los demás vehículos, incluidos los taxis y los carros privados de quienes siguieran usándolos.

Según anunció ayer el alcalde (e) Sergio Londoño en una rueda de prensa, en 2018 entrarán 177 nuevos vehículos a circular, 68 en el primer semestre, y el resto en el segundo semestre; habrá 12 nuevas rutas; se movilizarán 200 mil pasajeros diarios; y se contratarían 400 nuevos conductores del banco de hojas de vida de la Alcaldía.
Ojalá que después de heredar todos los anteriores atrasos y anomalías de sus antecesores, le alcance el tiempo al alcalde encargado para gestionar todo lo anterior antes de entregar el cargo al próximo alcalde atípico y garantizarle así a la ciudad al menos que tendrá un Transcaribe funcional, rentable y eficiente, y que vuelva a ser el orgullo de los cartageneros. La ciudad lo necesita.

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