Opinión


El Moisés

Christian Ayola

30 de junio de 2022 12:00 AM

Uno de los libros fascinantes de Sigmund Freud es ‘Moisés y la religión monoteísta’, compuesto por tres ensayos, el primero escrito en Viena, antes de la anexión de Austria por los Nazis, y los dos siguientes en junio de 1938 en Londres, ciudad del exilio del profesor. En esta obra se deconstruye el mito bíblico, y aunque su contenido riña con nuestro sistema de creencia, no deja de ser interesante por el análisis histórico y antropológico de un tema tabú.

La salida del pueblo hebreo de la esclavitud a la que estuvo sometido por 430 años, se describe en el Éxodo, en el judaísmo forma parte de la Torá, y es uno de los cinco libros del Pentateuco, la primera parte de la Biblia hebrea; igualmente en el cristianismo, haciendo parte del Antiguo Testamento.

Narra cómo Dios castiga a Egipto con 10 plagas, para que el Faraón libere a los israelitas. Saldrán con Moisés al Monte Sinaí. Allí, entran en un “pacto mosaico”, donde Yahvé a cambio de su fidelidad les ofrece Canaán, “La Tierra Prometida”, recibirán los 10 Mandamientos y otras leyes judaicas.

Luego de que los hebreos marcharan, el Faraón aconsejado por sus sumos sacerdotes endureció su corazón y dispuso perseguirlos, ya en la margen del Mar Rojo, viendo la polvareda que levantaba el grueso del ejército egipcio, los judíos comenzaron a clamar contra Moisés, este por orden divina separó las aguas y después que pasaran, las cerró, ahogando a sus perseguidores.

Pocos días después se les terminó el agua, y volvieron renegar contra Moisés, ocurrió el milagro de la piedra tocada por el cayado; semanas después se les terminó la comida, renegaron contra Moisés, y les llovió maná del cielo. Este relato ilustra sobre el desagradecimiento como uno de los peores defectos de la naturaleza humana y de los pueblos con sus dirigentes, especialmente cuando este promete ríos de leche y miel, y no les cumple de inmediato.

Después de vagar cuarenta años por el desierto, el pueblo de Israel llega a Canaán, pero Moisés no pudo ingresar, tal vez se necesitó un cambio de generación, pero se especula que, por tener las manos manchadas con el asesinato del egipcio, y por la masacre de una parte del pueblo que desobedeció órdenes, Dios no lo consideró digno.

Todos queremos que a Petro le vaya bien, porque si le va bien, a los colombianos nos irá bien. Después de repasar los textos bíblicos cristianos y la Torá, puedo inferir que el mayor problema que afrontará durante su presidencia no provendrá de la oposición, sino de sus propios seguidores, cuando la realidad demuestre que es imposible resolver la compleja problemática social y dejar complacidos a todos los sectores.

*Psiquiatra.

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