Opinión


El norte es aquí

“Sería un ecocidio la masiva eliminación del manglar y sus nidos para operar un puerto, como dice el ministerio Público (...)”.

RAFAEL VERGARA NAVARRO

25 de mayo de 2019 12:00 AM

Las alarmas están encendidas y por eso casi 92 mil ciudadanos en change.org alertamos y nos oponemos a la posible construcción del puerto de Tribugá en Nuquí, el corazón marino del Chocó biodiverso.

Con la aprobación del artículo 109 del PND: Concesiones Portuarias sobre Nuevos Emplazamientos, su sutil viabilidad activó también a Conservación Internacional, WWF, la universidad de los Andes, Birdlife y más de 80 organizaciones, que han manifestado la inconveniencia de la obra. Desde el 2017 Invemar la consideró inconveniente por sus altos impactos en ecosistemas estratégicos y la vocación turística de la región.

Recordando que la zona tiene importancia por la protección de especies en vías de extinción, como el tiburón martillo, las tortugas marinas y tantas otras, la Procuraduría pidió la ANLA aplicar el principio de precaución ante cualquier solicitud de licencia ambiental en el Golfo de Tribugá (Chocó), informar y abstenerse de otorgar autorizaciones o permisos si no existen estudios científicos de los impactos al ecosistema.

La construcción del puerto de aguas profundas afectaría el Distrito Regional de Manejo Integrado Tribugá- Cabo Corrientes. De las 1866, 917 hectáreas de los manglares del golfo desaparecerían, con sus criaderos de vida, demás servicios ambientales y la existencia de las comunidades cuyo trabajo es la pesca o el turismo.

La construcción de la vía para conectar Nuquí al viejo Caldas destrozaría parte de la extraordinaria selva virgen del Chocó en la Serranía del Baudó, casa de biodiversidad productora del agua. La penetración rompería equilibrios y armonías deforestando uno de los Hot Spots del planeta, abriendo paso a la colonización y ampliación a la brava de la frontera agrícola.

Sería un ecocidio la masiva eliminación del manglar y sus nidos para construir y operar un puerto, como dice el ministerio Público que “afectaría el descanso de la diversidad de aves migratorias y de residencia permanente de muchas especies propias del Pacífico Oriental Tropical”.

Sería injusto perturbar la maravilla de ser Colombia la región del mundo donde entre julio y octubre las ballenas jorobadas, luego de recorrer 8.500 km llegan de la Antártida a nuestras aguas cálidas a aparearse, dar a luz y cantarles a sus ballenatos. El puerto perturbaría el corredor migratorio y, como afirma el senador Catatumbo, también afectaría “las 300 familias más marginadas del país: los camaroneros y pescadores artesanales en el Valle, Arusí, Partadó, Termales, Joví, Coquí, Panguí, Tribugá, Jurumbirá y Nuquí”.

Pesca, agricultura y turismo son la actividad de los indígenas embera y afrocolombianos que poblan la región norte del Chocó y están inconformes con esa anunciada megaobra.

La reacción se activó porque si bien, como dice la ministra Orozco el artículo 109 del PND no incluyó Tribugá, la líder afrocolombiana, Josefina Klinger, le recordó que un “puerto de aguas profundas en el pacífico norte” es decir aquí, en Nuquí.

*Abogado ambientalista.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS