Opinión


Hacia el gran acuerdo nacional

AMYLKAR D. ACOSTA M.

26 de junio de 2022 12:00 AM

Vencedor en la primera vuelta presidencial y victorioso en el balotaje de la segunda, Gustavo Petro Urrego se erige en el cuarto presidente de la República oriundo del Caribe colombiano después de Juan José Nieto, Rafael Núñez y de José María Campo Serrano, en su orden. Es también la primera vez que resulta electa como fórmula vicepresidencial una mujer afro, de la Colombia profunda, símbolo de la resistencia y auténtica representante de los nadie del escritor uruguayo Eduardo Galeano.

El primero en reconocer su triunfo fue su contendor hasta la víspera, Rodolfo Hernández, quien en una declaración que lo enaltece llamó al presidente electo “para felicitarlo por el triunfo y ofrecerle mi apoyo para cumplir las promesas de cambio por la que Colombia que votó”. Por su parte el expresidente Álvaro Uribe se pronunció con una gran sindéresis que “para defender la democracia es menester acatarla. Gustavo Petro es el nuevo presidente”.

Por su parte Petro, en su primer discurso después de los resultados que arrojó el preconteo de los votos a boca de urna, que lo dieron por elegido, le tendió la mano a sus adversarios y reiteró su propuesta de un Acuerdo nacional, con el objeto de restañar las heridas dejadas por la contienda e hizo un generoso llamado a la unión en la diferencia. Ello, además de plausible, resulta de la mayor conveniencia para el país y para el buen suceso de la gestión de Gobierno en el próximo cuatrienio (2022 - 2026).

Bien dijo el expresidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, que “se puede ganar con la mitad, pero no se puede gobernar con la mitad en contra”. Además de que, como lo afirmó el excanciller chileno Gabriel Valdés, “en el sistema democrático el que ganó, no puede destruir al que perdió, ni el que perdió puede hacer invivible la Nación tratando de destruir al que ganó”, sin llevarse de calle las instituciones democráticas del país.

Finalmente, digamos como colofón que lo que está en juego en este momento es la vigencia y fortalecimiento de la democracia, y esta no se reduce a los ritos de elegir al primer mandatario del país y al legislativo cada cuatro años, se trata de preservar el equilibrio de los poderes públicos y sobre todo, de ejercer democráticamente el poder.

*Miembro de Número de la ACCE.

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