Opinión


Valientes

ENRIQUE DEL RÍO GONZÁLEZ

30 de mayo de 2023 12:00 AM

“El secreto de la felicidad es la libertad, el secreto de la libertad es el coraje”.

Tucídides.

Sería un acto de baja cobardía no concurrir al auxilio de quien a gritos o en silencio reclama ayuda. Incluso, ante la probada ingratitud, hacer y procurar el bien no son acciones que admitan claudicar. Para algunos resulta temerario insistir en tomar un camino de evidente peligro, infestado de fieras hambrientas, con arenas movedizas de aparente estabilidad y todo tipo de espantos que aprovechan el ambiente agreste para esparcir el mal.

Mucho valor requiere quien emprende una nueva marcha por aquellos senderos sinuosos donde se gestaron golpes que ocasionaron insondables secuelas, justo allí está el detalle, como dijo Fénelon: “El verdadero valor consiste en prever todos los peligros y despreciarlos cuando llegan a hacerse inevitables”. Y ¿son inevitables? Efectivamente, el imperativo de la conciencia del valiente no admite tintas medias, enfrenta la amenaza y motiva a las masas en busca de un objetivo altruista... ¿egoísmo? No lo creo, el espíritu egoísta no expone su pellejo, mejor se apoltrona en una zona de confort.

Entonces, ¿quién es valiente? Sin duda lo es: quien calla cuando cualquier otro estallaría en gritos. El que resiste los ataques estoicamente sin convertirse en una nueva versión del agresor. El que, por el bien común, renuncia a la estabilidad del reposo. El que se arriesga y sacrifica renunciando al camuflado que presta la inacción, para vestir con gallardía el traje de la esperanza cosido con costuras de luces que le hacen blanco fácil de rencores.

Valiente es superar el sufrimiento y la adversidad, salir de las oscuras y urticantes cenizas con la frente en alto y la firme convicción de mejorar el mundo, como un ave que nunca muere e inspira a la lucha eterna; es seguir amando la democracia; es mantener la fe en la justicia de los hombres; es no temer al riesgo y al sufrimiento.

Valiente es mirar a la sufrida familia con determinación y sin miedo, al punto de convencerlos con firmeza de que el destino de los grandes humanos se forja desafiando los miedos y aceptando los retos que la historia plantea. Valiente es ser útil y servir sin pretensiones, desde el encierro cruel o desde la dulce libertad; es construir el camino del bienestar social con alas o sin ellas.

Valiente es inspirar, ser guía y líder de una causa noble; proponer la libre reflexión, invitar y estimular el pensamiento crítico para evitar la proliferación de aduladores fríos y sin criterio. Valiente es ser sincero y no populista. Pero, sobre todas las cosas es valiente quien ama al prójimo sin medida y no ahorra esfuerzos en demostrarlo, incluso a costa de su propia vida. Valientes hacen falta en esta sociedad de odios donde reinan los ingratos e hipócritas; pero... ¡alerta!: “El valor no se falsifica, es una virtud que escapa a la hipocresía”, Napoleón Bonaparte.

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