Al Congreso le va mal en las encuestas y se ayuda para mantenerse en el fondo de la tabla. De hecho, los analistas coinciden en que el Legislativo ha perdido la confianza del ciudadano de a pie, e incluso, que la institucionalidad está en juego.
Desde la óptica de los expertos, es evidente que el Congreso se mueve en ‘arenas movedizas’, ya que los escándalos, el ausentismo, los beneficios económicos y demás gabelas han motivado el rechazo de la opinión pública, que no tiene una buena percepción del organismo.
Sin embargo, los congresistas se defienden y dicen que al legislativo no lo deben medir cuantitativamente, es decir por el número de leyes que apruebe, sino por la calidad de las normas tramitadas.
Así lo cree el senador Samuel Arrieta, quien sale al paso de los críticos y dice que “en esta legislatura evacuamos el 90% de los proyectos que radicó el Gobierno, por lo que es un buen balance, pasamos satisfactoriamente este año”.
No obstante a las palabras de Arrieta, hay quienes dicen que la producción –en términos cuantitativos y cualitativos- es muy pobre… da tristeza como lo dijo el analista Ancízar Marroquín.
Para el experto es evidente que el trabajo del Congreso, al menos en este semestre, “en términos legislativos es muy pobre y no respondieron a las expectativas ciudadanas, sobretodo, en el tema de la salud”.
Coincide con Marroquín el exmagistrado de la Corte Constitucional Eduardo Cifuentes, quien anota que “en términos generales el mayor desafío que tenía el Congreso este semestre era la reforma a la salud, pero eso fue un fracaso”.
En este sentido, este diario conoció que ante la ausencia de acuerdos entre el Gobierno y el Congreso, sobre todo con los miembros de la Unidad Nacional, la única salida –antes de la convocatoria a sesiones extraordinarias- es aplazar la discusión hasta marzo del 2014, en la medida en que para esa fecha ya no existen los afanes de las campañas y se puede, incluso, tratar el tema con más mesura.
Sin embargo, el presidente del Congreso, Juan Fernando Cristo dio un parte de victoria y resaltó la labor del legislativo al indicar que “se cumplió con el trabajo” y paso seguido dio a conocer los proyectos que tuvieron vía libre en este semestre. (ver nota anexa)
En contraste al balance entregado por Cristo, los analistas insisten en que el Congreso le faltó más dinámica y solo se ha limitado a analizar los temas que propone el Gobierno.
El politólogo Fernando Giraldo recuerda que en el segundo semestre del año pasado “el Congreso estuvo acobardado por las secuelas del escándalo de la reforma a la justicia”.
Añade que esta situación aún retumba en el legislativo, ya que “el Congreso tiene un problema, trabaja con miedo” y sustentó que “lo que pasa es que tienen muchos amos y se cuidan de la Procuraduría, la Corte Suprema, del Consejo de Estado y de la opinión pública, lo que significa que terminan limitando su capacidad propositiva y quedan sometidos a los proyectos que presente el Gobierno”.
Por su parte, el exmagistrado Cifuentes comenta que “el Congreso funciona sobre la base de cómo perciben ayudas, es decir, que si el Gobierno les da algo trabajan, lo que determina que sea un legislativo sin autonomía que no hace debates y menos control político”.
Alejandra Barrios, directora de la Misión de Observación Electoral (MOE) tiene otra visión. Dice que en el Legislativo existen muchas iniciativas que se radican, pero que terminan siendo “globos al aire que no aterrizan en ningún lado”.
Sustenta lo anterior, al advertir que muchos de estos proyectos son presentados como “caballito de batalla en el discurso político y proselitista. Los parlamentarios que suscriben la propuesta pueden presentar en un futuro estas iniciativas como temas que impulsaron, pero que no fueron acogidos”.
ELECCIONES VS. LEGISLATURA
Para analistas es casi lógico que la cercanía de un proceso electoral determine en el rendimiento de la labor legislativa. Uno de los que piensa así es el analista Marroquín, quien no desliga la necesidad de un candidato con su aspiración a reelegirse y su labor en el Congreso.
“Hay causas como la campaña electoral que, indudablemente, le bajan el estilo al trabajo legislativo”, dice Marroquín, quien además argumenta: “El Gobierno no presentó muchos proyectos y, además, los que radicó no los defendió, lo que le quitó impulso a sus trámites”.
Para Cifuentes es claro que la etapa electoral se “refleja directamente en la disminución del quórum, ya que los congresistas prefieren estar en sus regiones haciendo campaña que en el Capitolio ejerciendo sus funciones”.
El mismo senador Arrieta reconoce el problema y advierte que las mayorías en las plenarias “las conformamos los partidos que no hacemos parte de la Unidad Nacional”, por lo que enfatiza que “en últimas fuimos nosotros los que le salvamos muchos proyectos al Gobierno”.
Mientras tanto, Giraldo anota que el interés de hacerse reelegir “hace que se cuiden de los organismos de control y judiciales” y añade que “eso se evidencia cuando se declaran impedidos para votar un proyecto, quieren que el mismo Congreso los absuelva para continuar colocando familiares y amigos en el Estado”.
Al referirse al ausentismo dice que “también está la decisión que toman de no ir al Congreso y así evitan terminar responsables en un proyecto aprobado”.
DEL AUSENTISMO
Este Congreso se ha caracterizado por mantener vivo el ausentismo parlamentario, el cual con el paso de los años se ha ido agudizando, sin que las directivas apliquen el Reglamento de la corporación contra quienes no asisten a las sesiones.
De hecho, el exmagistrado de la Corte Constitucional, José Gregorio Hernández ha insistido en que la no asistencia de los congresistas es una falta grave, que debería tener sanciones severas porque “están desconociendo el mandato que les dieron los ciudadanos con el voto”.
En un reciente informe de La FM, se revelaron los nombres de los congresistas más ausentistas, quienes además tratan de sustentar sus faltas con excusas que, ni siquiera, han sido revisadas por la Comisión de Acreditación, tal y como lo reconoció su presidente Antonio Guerra.
Así, los más ausentistas son: Fuad Char, se ha ausentado 30 días; Karime Mota, 11 días; Héctor Alfonso López, 9; Alexandra Moreno, 8; Bernabé Celis, 2; Maritza Martínez, 4; Efraín Torrado, 4; Jorge Guevara, 5; Gloria Inés Ramírez, 11; Eduardo Enríquez, 2; Honorio Galvis, 2.
Según informaciones, hasta hoy ninguno de los parlamentarios ha sido sancionado con el descuento de los salarios por los días que no asistieron a las sesiones ni se ha corroborado si las excusas son reales.
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