“Pareces un ‘olayero’”, es una frase ofensiva muy típica en los hogares y calles de Cartagena. Hace años la referencia es utilizada como término peyorativo para identificar a un maleducado o a un ordinario en sus expresiones o comportamientos. Sin embargo, en el barrio Olaya Herrera, uno de los más poblados de la ciudad, hay grandes cosas por contar.
(Lea: Denuncian maltratos y abandono estatal en Olaya Herrera de Cartagena)
A pesar de las calles destapadas que cuando llueve se vuelven lodazales y de canchas tan descuidadas que se transformaron en piscinas donde se crían culebras y mosquitos, hay muchas historias de superación en el deporte, en la música y en el ejercicio profesional, como Rodolfo Poilao, un olayero del sector La Puntilla que quiere llegar al Senado de la República.
Poilao, hijo de un taxista y una ama de casa, no vende lástima ni pide votos por compasión, pues es abogado y profesor universitario. Su campaña no tiene los despliegues mediáticos ni la maquinaria logística de las grandes reuniones que organiza la política tradicional, pero su mensaje difundido por las calles de Cartagena “golpea duro en el alma de quien lo escucha, ya que mis propuestas son sociales y buscan fortalecer la calidad de vida de los más necesitados”, según narra.
“Yo no prometo que en el Congreso gestionaré leyes y más leyes como hacen muchos, pues ya las leyes están. Lo que se necesitan son reformas que beneficien a la clase necesitada. Bolívar y Cartagena necesitan acciones de los gobernantes, por ejemplo: la ciudad necesita dos universidades públicas como hay en otras partes, la Universidad de Cartagena y una distrital”, propone con relación al mejoramiento de la educación.
Y agrega: “Ese fortalecimiento educativo y el cambio de todos esos chips mentales, que tienen a la ciudad así, fomentarán tantos avances como el empoderamiento del turismo y la reactivación económica. Con tanto dinero de la Nación que entra aquí, las cosas deberían ser diferentes, pero para eso toca combatir el populismo, la corrupción pública y privada, y la vagabundería de los funcionarios”.
¿Cómo planea diferenciarse en caso de llegar al Congreso?
Mis propuestas son disruptivas, por ejemplo: propondré la reducción salarial y de vacaciones de los congresistas, algo que no me dará mucha popularidad en el recinto. Pasan más en sus tierras de origen que en el Capitolio Nacional. El dinero que se ahorre de bajar los gastos del Congreso se podrá reinvertir en suplir las necesidades básicas insatisfechas de tanto barrio pobre que hay en Cartagena.
Además, seré un activista en contra de los peajes interurbanos y de la falta de control de los intermunicipales. Tenemos de los peajes más caros del mundo y atenta contra el bolsillo del ciudadano. Los dineros que captan no se reinvierten cómo debe ser. De forma pública.
Por otro lado, no faltaré ni una sola vez a una plenaria, a mí me eligieron para representar al pueblo en toda discusión que pueda afectarlos o beneficiarlos, no para ir a hacerme rico y calentar la silla. Los congresistas deben asistir, haciendo valer sus altos sueldos que se hacen con nuestros impuestos. Quien no va al trabajo y se le paga por ello es corrupción.
- Fortalecimiento de la relación entre la Policía Nacional y la ciudadanía: “no creo que desmontando el ESMAD o quitándole poderes civiles a la institución se mejoren las cosas. Se debe trabajar es por reorganizarla, fomentar la confianza ciudadana y que el control policial se haga en sinergia con las comunidades. Eso derivará en confianza mutua.
- La salud debe ser más pública: “el país tiene muchos recursos y es un país pequeño frente a otros que sí tienen un sistema sanitario público. No hay derecho para que haya tantas EPS que privatizan nuestro derecho a la salud y haciéndose ricos unos pocos”.
- Eliminación de prebendas de los políticos. “Uno ve a los congresistas en Europa y son personas acomodadas. Aquí el que llega al poder no tarda en enriquecerse”.
- Apoyo al campesinado: fortalecer y reglamentar el respaldo institucional al campo. No más un Ministerio de Agricultura que apoya más al empresario o al terrateniente.
- Defender los acuerdos de paz de La Habana: “un país sin guerrilla y sin conflicto en el campo y en sus calles, puede evolucionar y salir adelante como sociedad.
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