Política


El Partido Liberal será sometido a ‘reingeniería’

COLPRENSA

04 de octubre de 2009 12:01 AM

El Partido liberal se apresta a enfrentar uno de los mayores retos de su historia reciente. En el Congreso Ideológico que se realizará en diciembre próximo, la colectividad del trapo rojo tendrá que decidir su futuro inmediato. Después de doce años huérfano de poder, el liberalismo tendrá que redefinir su rumbo: si ratifica al ex presidente César Gaviria Trujillo como jefe único o si, por el contrario, lo releva y elige una dirección colegiada. Definirá también el tipo de oposición que hará al Gobierno en caso de que el presidente Álvaro Uribe Vélez sea nuevamente reelegido, o si logra presentar una propuesta convincente a su electorado que lo saque del ostracismo. Pero sobre todo tendrá que demostrar qué tan fuerte es a la hora de superar sus profundas divisiones internas. Y es que a juicio de los expertos, si el liberalismo no ha logrado sintonizarse con los cambios que ha sufrido el país en las últimas dos décadas, justamente después de que Gaviria liderara los destinos de la patria, ha sido justamente porque no ha tenido un mensaje claro y porque no ha superado sus divisiones internas. Desde que Gaviria dejó la Casa de Nariño varios hechos han acrecentado la crisis interna de la colectividad. El Proceso 8.000 durante el gobierno de Ernesto Samper fue el punto de partida y el que más lo ha afectado. De ahí las dos derrotas consecutivas de Horacio Serpa Uribe como su representante a las elecciones. A ello se agrega que el liberalismo no supo capitalizar el fallido proceso de paz en El Caguán. “El presidente Uribe sí supo hacerlo con un mensaje de autoridad y de reivindicación del Estado. Eso era lo que la gente quería escuchar, y Uribe lo hizo por fuera del liberalismo. Eso le valió la reelección”, dice el analista Juan Manuel Charry. Otro experto, el politólogo Ancízar Marroquín, advierte que la crisis liberal se explica en parte por la ausencia de relevo generacional, pues dice que además de las fracturas internas “no ha encontrado un candidato fuerte y convocante, que mueva a la opinión pública mediante un gran movimiento nacional”. Según los analistas, eso quedó evidenciado en la consulta interna del domingo pasado cuando el partido obtuvo mucho menos de lo que esperaba, así como en la cantidad de congresistas que se deslizaron hacia el uribismo atraídos por la figura del primer mandatario. Balance agridulce Para los observadores, después del Proceso 8.000 todas las miradas apuntaron a Gaviria como el único dirigente liberal capaz de reorganizar el partido, cohesionarlo y darle un norte ideológico. Sin embargo, sostienen que “el samperismo lo dejó solo”. Y pese a que el senador Héctor Helí Rojas reconoce que Gaviria como jefe único ha mantenido unido al partido y logró posicionarlo como principal fuerza de oposición en el Congreso, “aún hay fracturas internas nada fáciles de superar”. Se refiere a la dificultad de conciliar las dos grandes tendencias liberales: “la gavirista, o de centro, que lideran el jefe único y sus seguidores, y la socialdemócrata que encarnan Piedad Córdoba y Alfonso Gómez Méndez, entre otros”. Incluso, Charry habla de una tercera tendencia liberal: la uribista. “Es otro sector que desde el Partido Liberal ve con buenos ojos al gobierno aunque mantiene su disciplina partidista pero que se debate en la intensidad con que debería hacerse oposición al Ejecutivo”. También ha sido cuestionada la ‘parcialidad’ de Gaviria en la consulta interna que favoreció al ex ministro Rafael Pardo Rueda, y que aún genera malestar entre los demás partícipes de esa jornada democrática. Por todo, las fuentes coinciden en que el partido rojo tendrá que definir su futuro en el próximo Congreso Ideológico y prepararse para el panorama electoral del año entrante, con o sin Uribe como candidato. En ese sentido, los expertos advierten que si el referendo pasa y Uribe es candidato, el liberalismo tendrá que presentar un a propuesta “alternativa y convincente”, y para ello tendría que participar de una consulta interpartidista. Pero sin referendo, señalan que esa consulta no sería necesaria no obstante que el panorama político sería mucho más desordenado. Y concluyen que en ese escenario el Partido Liberal podría recuperar su vocación de poder.

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