Política


Patos al agua para el Congreso

REVISTA SEMANA

27 de diciembre de 2009 12:01 AM

La expresión ‘candidato de opinión’ se puso de moda en Colombia a comienzos de los 90, en plena campaña para las elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente. En ese entonces, el país atravesaba por un período de cansancio excesivo con los partidos tradicionales y se mostraba abierto a elegir ‘antipolíticos’, es decir, personas que nunca hubieran ocupado cargos públicos, que renovaran las formas de hacer política y que tuvieran algún reconocimiento ciudadano. En la actualidad, la falta de credibilidad en los partidos es igual o peor que hace 20 años. A los escándalos de corrupción se suma la aparición de los ‘parapolíticos’ que, además de conseguir sus votos mediante la intimidación, han elevado los precios de hacer campaña en Colombia. Ante esta crisis, dirigentes y candidatos presidenciales de todos los partidos –uribistas, tradicionales, de izquierda o independientes– hablan de la necesidad de renovar la política; pero, como dice el politólogo Francisco Gutiérrez, la definición de ‘candidato de opinión’ es compleja. En principio supone la participación de personas que nunca hayan estado en cargos de poder o que hayan realizado otras actividades que les permiten tener reconocimiento entre la opinión. Categoría en la cual se podría incluir al actor Nicolás Montero, al profesor Gustavo Moncayo, al empresario y filántropo Santiago Morales y a los otros que SEMANA anticipa. Pero también terminan cobijados por esa categoría en el lenguaje cotidiano, políticos que a pesar de militar en partidos tradicionales muestran cierta autonomía y liderazgo, y consiguen el grueso de su votación no con maquinarias, sino gracias a la exposición que tienen en los medios. En este grupo se inscriben candidatas de hace cuatro años como Marta Lucía Ramírez, Gina Parody y Cecilia López. Los ‘candidatos de opinión’ tienen algunas condiciones a favor y otras que operan como desventajas. Entre las primeras, está el hecho de que –al no haber estado en el poder o haber incidido en él desde otras orillas– la mayoría son vistos como ajenos a las viejas prácticas políticas. Eso les permite figurar en los medios y tener credibilidad entre sus electores. Sin embargo, al no conocer las dinámicas reales del poder, pueden tener mayor dificultad para conseguir votos, financiar sus campañas o destacarse en su gestión una vez son elegidos. Algunos, incluso, se desencantan de la política muy pronto y vuelven con rapidez a sus actividades anteriores. No es gratuito que entre los políticos de carrera, los de ‘opinión’ siempre sean vistos como efímeros. También es importante tener en cuenta que no todos los candidatos de opinión están cortados con la misma tijera. Hay una diferencia importante entre Aura Cristina Geithner, cantante y actriz de novelas, y John Sudarsky, doctorado en educación en Harvard. Las dos orillas En los últimos años han llegado múltiples ‘candidatos de opinión’ a las corporaciones públicas. Algunos han pasado por el Congreso sin pena ni gloria, como el ex presentador de Sábados Felices, Alfonso Lizarazo –senador entre 1998 y 2002–; la actriz Nelly Moreno, quien fue representante a la Cámara dos períodos desde 1995, y el director de cine Sergio Cabrera, quien también estuvo en la Cámara a finales de los 90. A otros no les ha ido tan bien. Entre ellos a Luis Eduardo Díaz, el ‘concejal lustrabotas’ elegido en Bogotá en 2000 y quien perdió su curul por cuenta de sus antecedentes penales, y a la actriz Lucero Cortés, quien hoy es una de las representantes a la Cámara que menos interviene en los debates. No obstante, también ha habido un grupo con gestiones destacadas como la del historiador Juan Carlos Flórez, quien llegó al Concejo de Bogotá en 2000 con votos universitarios; la del periodista la ‘Chiva’ Cortés, quien también fue uno de los ediles más juiciosos de la capital entre 2004 y 2007; la de la ex reina Catalina Acosta, quien lleva varios períodos en la Asamblea de Cundinamarca y llegó a presidirla; la del actor Bruno Díaz quien, después de llegar al Concejo capitalino, se convirtió en un activo militante del Polo Democrático y fue candidato a la Alcaldía de Cali por este partido, y la del ex alcalde de Bogotá Antanas Mockus, pionero de la llamada ‘política independiente’, cuyas gestiones fueron bien calificadas por los ciudadanos y quien hoy suena como candidato presidencial por el Partido Verde. Renovación Para las elecciones de 2010 apenas se empiezan a destapar las cartas, y ya hay un amplio número de candidatos que buscan competir por el voto de opinión para llegar al legislativo. Por cuenta de la reforma política, a diferencia de años anteriores, todos harán parte de partidos políticos consolidados: algunos vienen del periodismo, otros de la academia, de las artes o de escenarios donde han ganado visibilidad pública. Pero a todos se les convoca para renovar la política: una tarea que no les debería corresponder a ellos solos.

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