Por primera vez desde que se iniciaron los diálogos entre el Gobierno Nacional y la Guerrilla de la Farc, no fue el Presidente Juan Manuel Santos quien pidió celeridad en el desarrollo de los mismos.
Esta vez, la presión para acelerar el proceso vino de la mano del jefe de la delegación negociadora por el Gobierno, Humberto De la Calle, quien de manera directa responsabilizó al grupo insurgente de traer temas a la Mesa que no estaban contemplados en el acuerdo inicial, lo que ha dilatado las conversaciones.
“Si desde el comienzo se ha presentado una constante en este proceso ha sido la insistencia de las Farc en traer a la Mesa de conversaciones temas que no forman parte de la agenda pactada”, declaró Humberto De la Calle desde La Habana (Cuba) y luego pidió a la guerrilla “estar a la altura del momento histórico”, pues “los colombianos quieren avances, esperan compromisos” y exigen acuerdos.
El hecho de que sea el jefe negociador quien se refiera de manera directa a la urgencia de llegar a acuerdos que permitan tener avances, tiene dos lecturas, según los expertos consultados por Colprensa.
Por un lado, para el presidente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Idepaz), Camilo González Posso, éste es el primer paso hacia una posible pausa en los diálogos durante la época electoral, propuesta que ya ha sido contemplada por el Gobierno Nacional y que no fue descartada por las Farc.
“El gobierno está preparando el ambiente para un periodo de receso o de suspensión de las conversaciones en la Mesa durante la época electoral. Y en eso, quieren también dar una versión sobre la prolongación, atribuyéndole la responsabilidad a la guerrilla”, explicó González.
Para él, lo más probable es que el 18 de octubre, cuando se cumple un año de haberse instalado la Mesa Negociadora en Cuba, se anuncie dicha pausa pero, para ello, es necesario tener avances significativos en los acuerdos que permitan darle tranquilidad a los colombianos durante este “receso”.
“Lo que el país espera es que sea una suspensión sin que se terminen los diálogos. Que la perspectiva de llegar a un acuerdo final no se desperdicie”, declaró.
Sin embargo, es otra la opinión que tiene el ex comisionado de Paz, Carlos Eduardo Jaramillo. Para él, el problema radica en lo que cada una de las partes entiende por el acuerdo inicial.
“Hay dos visiones de la lectura del acuerdo. La del Gobierno, que no incluye como elementos a negociar cosas que las Farc derivan del preámbulo y las Farc consideran que el preámbulo es parte constitutiva del acuerdo, por lo tanto, esas demandas están justificadas por ese preámbulo”, explicó Jaramillo, para quien esas dos visiones sobre el primer acuerdo siguen aún sin solucionarse.
Según explicó el ex comisionado, esta urgencia del Gobierno por avanzar en las negociaciones obedece a la necesidad de tener acuerdos antes del 15 de noviembre, fecha en la que se vence el plazo para que el presidente Santos anuncie su deseo de reelegirse.
“Hay un afán que es evidente del Gobierno y entendible que el Presidente no quiera entrar a un proceso de campaña electoral con el proceso de paz andando porque, las reglas del juego ahí se modifican un poco y el poder de las Farc en la negociación se aumenta en la medida en que un rompimiento de unas negociaciones en medio de un proceso electoral tiene unos costos más altos que en otras circunstancias”, explicó.
De ahí, la necesidad de “meterle el acelerador al proceso” y presionar por todos los frentes para llegar a acuerdos, bien sea que se anuncie la pausa durante época electoral o para que Santos pueda, con toda tranquilidad, anunciar que desea reelegirse. Por eso, la presión sobre la celeridad en los diálogos vino ahora de uno de los involucrados en la negociación, Humberto De la Calle.
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