En un principio se pensó que la llegada de Transmetro iba a solucionar los problemas de movilidad en Barranquilla y su área metropolitana, pero luego de 11 años, cuatro meses y unos días, parece que no fue así y, por el contrario, se ha convertido en un problema, no solo para el Distrito sino para los usuarios que lo tienen como su único medio para trasladarse a sus lugares de trabajo o de estudio.
“Volvimos a los años ochenta y noventa. Donde uno tenía que tomar hasta dos buses para llegar al trabajo”, sostuvo Mery Ann, una profesora que empezó la presencialidad luego de más de un año de estar trabajando desde casa debido a la pandemia.
Pero ese no es el único percance que tiene: “Como por estos días no está circulando Transmetro, uno se ve abocado a llamar a las empresas de taxis o las plataformas que prestan servicios en carros particulares para poder llegar al trabajo, y la respuesta que uno ve en el celular es que tampoco hay disponibilidad de estos servicios. Me he visto obligada a contratar a una persona para que me venga a buscar a mi casa y me lleve hasta el lugar de trabajo. Eso es algo que me perjudica, porque el pasaje en el Transmetro es mucho más barato que pagar una carrera de taxi. Los usuarios estamos llevando del bulto en estos momentos”.
Una estudiante que también está regresando a la presencialidad contó su experiencia con la parálisis de Transmetro.
“El martes no llegué a clases. Cuando salí a la calle Murillo para tomar el transporte me enteré de que no estaba funcionando y entonces fue el calvario para tomar un bus. Pasaban esporádicamente, pero por este sector ya venían con sobrecupo y no paraban. Me devolví y cuando llego a la casa mi mamá me pregunta qué me había pasado, le digo que no hay transporte. No dijo nada, pero me dejó entrever que yo podría tener la culpa por salir tarde, y no fue así. Los restantes días he podido ir al colegio, pero no ha sido fácil porque las flotas que están haciendo las rutas que antes hacía Transmetro vienen llenas”.
El temor de esta joven estudiante, además de no llegar a tiempo a clases, es que aún no tiene la edad para clasificar y recibir la vacuna contra el COVID-19, mientras su exposición al virus sí aumenta.
“Los buses vienen llenos y por mucho que tome las medidas de bioseguridad en la casa, en ese medio de transporte se puede contagiar uno con el nuevo coronavirus. ¿Por qué? Porque en los buses no se respeta el distanciamiento social que piden y solicitan tanto las autoridades como la Secretaría de Salud. Esta parálisis del Transmetro podría disparar los contagios en Barranquilla. Espero que no”.
Lo cierto es que la parálisis del transporte masivo de Barranquilla ha sido un trauma para la movilidad de las personas, pero también un gasto adicional en el pago de los pasajes.
Si una persona pagaba $5 mil los días hábiles o $5.200 los festivos, por una salida a cualquier lugar de la ciudad o del área metropolitana, con la suspensión de ese servicio el gasto podría oscilar ahora entre $12 mil o $25 mil diarios. Y eso va a depender de la distancia y del cobro de la aplicación, de la empresa de taxi o la disponibilidad que tenga el conductor.
Mientras los usuarios tratan de solucionar su problema de movilidad, desde las directivas de los operadores del servicio, el Distrito y el área metropolitana de Barranquilla, que maneja el transporte en la ciudad y los municipios aledaños, también tratan de buscar una salida, pero aún no se ve una luz al final del túnel.
Los operadores Sistur y Metrocaribe están pidiendo a los bancos que les permitan tener un flujo de caja con el que puedan pagarles a sus trabajadores, en especial a los conductores, con los que tienen más de dos meses en mora.
También solicitan a la Alcaldía que les facilite $10 mil millones para que los bancos puedan acceder a desembolsar los dineros y ellos poder pagarles a sus trabajadores. Pero el Distrito, en cabeza del alcalde Jaime Pumarejo, se ha parado en la raya diciendo que no va a dar ese dinero hasta tanto lo recaudado a través del Fondo de Estabilización Tarifaria (FET) llegue a los bancos y a los operadores.
“Barranquilla está dispuesta a seguir aportando, pero necesitamos el acompañamiento de parte del Gobierno nacional, el cual en la reforma tributaria ha dicho que va a aportar el 50% del déficit. Como nosotros hemos aportado ya $40 mil millones, ellos podrían devolver una parte y estamos dispuestos a que esa devolución que nos hacen la inyectemos nuevamente al sistema”, sostuvo Pumarejo.
El mandatario aseguró que ese alivio se le puede brindar al sistema, pero es necesario que los transportadores vuelvan a aportar los recursos correspondientes al FET, que proviene de las tarifas de los buses tradicionales.
“Tenemos que volver a un FET de $200 y que sea pagado por los operadores grandes del Transporte Público Colectivo, quienes en su mayoría son socios de Transmetro. Ahí estamos dispuestos a aportar los famosos $10 mil millones adicionales, pero poco a poco, mes a mes, viendo que se cumplan los compromisos, y que al mismo tiempo veamos que se mejora la calidad del servicio para el usuario, con unos buses que mejoren en su calidad de mantenimiento, y nos den para llegar hasta el momento en el cual hagamos la integración tarifaria y podamos tener buses nuevos en toda la ciudad de Barranquilla”, precisó Pumarejo.
Los operadores siguen todavía esperando que los bancos y el Distrito les faciliten la manera de tener flujo de caja para ellos pagarles a los conductores y pueda funcionar Transmetro. Los bancos no aflojan si no ven garantías, el Distrito no entrega plata si no ve ciertas mejoras en la prestación del servicio. Así que la solución parece no estar cerca y mientras tanto los usuarios seguirán llevando del bulto, pagando un transporte más caro y a veces llegando tarde a sus lugares de destino. Amanecerá y veremos. Por lo pronto Transmetro sigue paralizado.
*Algunos nombres de las personas fueron cambiados.
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