Bolívar


Roncador, un puente que alegra y preocupa

Muchos se benefician con el acortamiento de las distancias, pero los lancheros ven su negocio reducido a recuerdos. Se teme la propagación del coronavirus con el paso de foráneos.

LILA LEYVA VILLARREAL

27 de abril de 2020 12:00 AM

La travesía que debían realizar sobre el río Magdalena los habitantes de varias poblaciones del departamento de Bolívar y del Magdalena, para llegar a Magangué hasta hace un poco más de un mes, parece haber terminado.

Primero, por el cierre de las vías fluviales debido a la pandemia del coronavirus; y, segundo, por la apertura del puente Roncador sobre el emblemático afluente, por orden de Invías y el Fondo Adaptación.

Atrás quedaron los afanes por llegar a Yatí y Bodega, puertos entre Magangué y Cicuco, para abordar las chalupas que, bajo el inclemente sol y la brisa que golpeaba en el rostro de los pasajeros, los transportaba de un lado para el otro.

La parálisis de las embarcaciones, ordenada por un decreto presidencial para evitar la propagación de un virus silencioso que ha infectado a centenares de personas y ha cobrado la vida de otro tanto en la órbita mundial, también silenció las alegrías, las rabias y las discusiones que se armaban por el rebusque diario de los denominados “reboleadores”, por embarcar a los pasajeros y cargarles sus equipajes.

Viajar en chalupa, o en un ferry, de Magangué al puerto de Bodegas, o lo contrario, se ha convertido en el recuerdo que quedará en la memoria de los habitantes de esta zona de Bolívar, porque ahora pueden movilizarse en menos tiempo utilizando la nueva estructura.

Es indiscutible que la apertura del puente ha traído gran beneficio respecto a movilidad y seguridad, pero también ha generado temor entre los campesinos, quienes aseguran que no han podido llegar hasta las pequeñas islas donde tienen sembrados sus cultivos.

Uriel Muñoz Borja es uno de esos cultivadores. Asegura que, desde que abrieron el puente y prohibieron el transporte fluvial, no ha podido volver a visitar sus cultivos de maíz, yuca, melón y plátano, ya que no tiene en qué movilizarse.

Explica, mientras mira la inmensidad del río, que aparte de preocuparle lo que está atravesando, también le preocupa, sobre todo en este momento de crisis, el corredor que recorre esa vía, dado que por allí transitan vehículos que vienen de otras regiones del país y podría presentarse el primer caso de coronavirus.

Otros, como Filadelfia López Flórez, habitante del corregimiento de Santa Fe, en Magangué, señalan que no les parece conveniente la apertura del puente, sobre todo en esta época de emergencia. Para ellos, el Gobierno nacional debió esperar un poco más para que garantizara la seguridad.

Filadelfia considera que, sin duda, esa es una obra muy importante para ellos, porque les cambiará la dinámica del día a día, además de que acortará las distancias. Sin embargo, piden que les instalen reductores de velocidad, para que no se presenten accidentes fatales.

De otra parte, de los campesinos no solo se escuchan quejas, también resaltan, como lo hace Manuel Polo Costa, que con la apertura de esa vía gastarán menos dinero en el transporte de los productos agrícolas que distribuyen en diferentes municipios.

No obstante, en este momento de pandemia y de temor mundial, el alcalde de Magangué, Carlos Cabrales Isaac, dijo que una vez las autoridades nacionales ordenaron la apertura del puente, realizó una visita técnica junto con funcionarios del orden nacional, donde expresó su desacuerdo con la apertura de manera total.

El mandatario aclaró que su posición no es un capricho, pues desde que se inició el proceso de aislamiento obligatorio se ha trabajado para garantizar y preservar la salud de esa comunidad. Una vez se supere la crisis provocada por el virus, advierte el mandatario, no habrá problemas con que circulen los vehículos.

Advirtió que, por razones humanitarias, solo se está permitiendo el paso a las ambulancias que vienen de los municipios de Hatillo de Loba, Margarita, San Fernando, Mompox y Cicuco, y a los que pertenecen al departamento del Magdalena.

Así mismo, se permite la movilización a los camiones que distribuyen alimentos y que abastecen a los municipios de la depresión momposina, tal como reza en las excepciones del decreto nacional.

Añadió que solicitó le permitieran tener mayor control sobre la movilidad, con el fin de agotar menos a los efectivos de la Fuerza Pública, que lo apoyan en el proceso, partiendo de las medidas que han adoptado a nivel municipal.

“No entendemos cuál era el afán del Fondo Adaptación y de Invías de recibir la obra, ya que esa decisión nos ha perjudicado y se ha vuelto una situación desgastante para un municipio tan grande como el nuestro, porque hay personas que quieren entrar en motos y carros que no están autorizados por el decreto presidencial”, indicó.

Asimismo, anunció que intensificará los controles para minimizar los riesgos de contagio y que no suspenderá la medida de “pico y cédula”.

Por su parte, la Alcaldía de Cicuco, desde que le dieron apertura a esa vía, no ha parado los procesos de desinfección sobre los vehículos que tienen tránsito obligado dentro del municipio, los cuales se cumplen con todos protocolos de seguridad.

El alcalde José Ramos Pastrana realiza supervisiones permanentes sobre esa conexión vial, con el objetivo de que solo circule el transporte permitido por el decreto nacional y así garantizar la seguridad de todas las comunidades.

“Por este puente no habrá paso de motos ni carros particulares que no estén cobijados por el decreto presidencial, porque este municipio tiene que seguir siendo un territorio libre de la pandemia”, afirmó.

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