Cuando María del Mar Velásquez era apenas una niña recorría los verdes prados del municipio de Planeta Rica, en el departamento de Córdoba, soñando con convertirse en una joven promesa de la actuación en nuestro país. No fue fácil hacer realidad su sueño, pero hoy ese deseo es una realidad.
María del Mar ha trabajado en varias producciones aclamadas, dentro de las cuales, la más reciente fue la distinguida obra argentina “Todas las canciones de amor”, la cual tuvo lugar en El Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá en 2018, en la que fue su anfitriona.
Sus logros como actriz, a pesar de su juventud, dado que nació el 2 de octubre de 1993 en Medellín, Colombia, incluyen producciones de primer nivel como “No oyes ladrar los perros” en 2015, una obra dirigida por el gran artista colombiano Germán Jaramillo, que llegó a la aclamación en el V Festival Internacional de Teatro en los Ángeles y fue premiada como ´Obra Más Gustada´.
También engalanó la The keeper of the vineyard en 2014, donde sus habilidades como actriz fueron elogiadas en su estreno en la ciudad de New York.
El arte comunica historias
Del Mar cuenta que desde que tiene consciencia quiso ser actriz, dado que a través de la actuación puede comunicar una historia y un mensaje, algo que según ella, solo se puede hacer a través del arte, para poder llegar al corazón del ser humano.
Asimismo, tiene presente que uno de los elementos que más la seduce en la actuación es poder ponerse en el lugar de otra persona, sin necesidad de contar con la piel de esta, para poder trasmitir lo que el otro vivió, con el objetivo de ayudar a la humanidad a transformar muchas de las realidades que ella no comparte.
Una vez terminó sus estudios de bachillerato en Colombia, Velásquez viajó a The American Musical and Dramatic Academy (AMDA), en la ciudad de New York, para dar inicio a su formación como actriz y estrella de las artes dramáticas, sin restarle ello su talento para la danza, el cual, por su esencia latina, la hizo destacar entre sus compañeras de clase.
Cuando le preguntan si ha tenido alguna influencia por parte de su familia para tomar su decisión, de modo tajante dice que no.
- ¡Para nada! Imagínese usted, mi padre es médico y mi madre es comerciante. Más bien, yo me inspiré para ser actriz en Lindsay Lohan, en Mary Kate y Ashley Olsen, las gemelas Olsen. Y claro, en Hillary Duff. Viéndolas a ellas fue que me dije a mí misma: ¡Yo también soy una actriz!
María del Mar cuenta que al principio de su vida viajó mucho, teniendo unos giros dramáticos en sus escenografías, dado que al nacer en Medellín, de pronto se vio en Planeta Rica, Córdoba, el municipio de donde son sus padres, Alejandro Velásquez y Consolación Berrio, pero, cuando menos lo pensaba, cerraba los ojos y se despertaba en una finca, donde de vacaciones pasaba a ser también su habitad, hasta que un día despertó en París, Francia, y luego de viajar una temporada por Europa al lado de sus padres y su hermano Santiago, retornó a Colombia, para definitivamente irse a Estados Unidos a estudiar y consolidar su vocación de actriz.
Velásquez esperaba en la AMDA estabilizar sus itinerarios, pero no, su sorpresa fue cuando de la Academia la enviaron a realizar algunos cursos en la sede de los Ángeles, gracias a sus sobresalientes trabajos a lo largo de su formación, lo cual capitalizó porque ello le otorgó trabajos en New York, como en los Ángeles.
Una adolescente rebelde
A pesar de su dulzura en el trato y el manejo seductor de su conversación, cuenta que su madre siempre le resaltó que fue una adolescente rebelde, dado que ella vivía etapas que no le correspondían, según se lo planteó Consolación, porque le decía: “María del Mar, lo que pasa es que tú te crees más grande de la edad que tienes”, cuando en el colegio de monjas y de solo mujeres en el que estudió, la llamaban a hablar sobre el comportamiento de su hija en relación a su disciplina y su carácter.
Ama su país, pero es consciente que hay miles de oportunidades en el mundo. “La verdad es que yo estoy muy contenta. En Colombia me han recibido con las puertas abiertas y en Estados Unidos nunca me las han cerrado. Hacer casting allá es un reto, no porque sea colombiana, sino porque hay mucho talento. Pero sí, me cuido mucho de que por ser latina, no me encasillen en un papel de latina, que hasta el momento no ha pasado y vivo atenta de que eso no pase. Por eso es importante contar con un buen manager”.
María del Mar, un nombre que recuerda esos personajes de telenovelas de las décadas de los 80 y los 90, recalca que ella, antes que nada, vive agradecida con Dios y con sus padres, dado que, si no hubiera sido por la comprensión y el apoyo que ellos le han dado a su decisión de ser actriz, no estuviera hoy en el lugar que ya hace que brille entre las estrellas a nivel global.
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