La violencia intrafamiliar se disparó en el departamento durante este tiempo de pandemia. En mayo del presente año se registraron 1.023 casos, es decir, 248 casos más que en el mismo período del año anterior cuando se dieron 775 demandas.
Así lo indicó Jorge Muñoz, médico psiquiatra y neuropsicofarmacólogo clínico, quien sostuvo que ello representa un incremento del 25 %, en el escenario actual de las medidas de aislamiento preventivo obligatorio.
“Son varias las patologías y problemas mentales que se presentan durante esta época, como situaciones depresivas y de ansiedad. En ambas, la conducta de las personas cambia y podemos tener episodios de irritabilidad, agresividad, desesperación, falta de tolerancia al otro, lo que puede aumentar la violencia intrafamiliar. No hay que perder de vista que el remedio puede estar resultando peor que la enfermedad en cuanto al aislamiento”, indicó el profesional.
Planteó un panorama delicado si se tiene en cuenta que en las últimas semanas se han registrado 7 suicidios, muchos de ellos como resultado de la grave crisis económica y emocional que genera la pandemia, de donde se derivan alteraciones emocionales por falta de alimento y otras necesidades básicas insatisfechas en las familias.
“La vida no está en pausa, la vida sigue, lo que quiere decir que, pese al aislamiento debemos mantener hábitos en casa, especialmente en las personas mayores de 70 años. Hay que definir horarios intrapersonales, para la familia y de esta manera se logra compensar un poco la incertidumbre de qué va a pasar. Indudablemente estar aislado genera tristeza,”, explicó Muñoz.
Por su parte, Carlos Otálvaro Sepúlveda, docente de la Universidad de Córdoba psicólogo, magíster en Educación con Énfasis en Cognición, sugirió que tanto en niños, jóvenes, adultos y adultos mayores, busquen las condiciones de mantener relación afectiva con sus pares y con otros familiares.
Insistió en que el confinamiento no debe agotarnos y por el contrario, debe motivarnos a encontrar elementos compensatorios como la integración con los demás miembros del hogar y la socialización con otras personas a través de medios tecnológicos.
“Llega un momento en que la dinámica familiar agota, tensiona, sin posibilidades de otros escenarios afectivos. Es importante crear espacios para esa vinculación social, llamar a los amigos, conversar con familiares con quienes hace rato no lo hacemos, para compensar la pérdida de esos contextos por causa del confinamiento”, explicó Otálvaro.
A su turno, el también médico psiquiatra Álvaro Solano Berrío, además de indicar que la pandemia ha disparado una serie de dificultades de relación y comunicación que vienen tradicionalmente en el hogar, se pueden superar en la medida en que seamos capaces de recomponer la socialización y aflorar capacidades de interactuar mejor.
“Esta pandemia nos está enseñando muchas cosas, obviamente en la familia como uno de los primeros ámbitos de socialización es donde mayor impacto tiene esa dominación, la jerarquía y el papel de identidad masculina que genera poder, dureza, crueldad. Hay que sentarse en condiciones de igualdad y renegociar roles sin buscar culpables o responsables. Es posible que esta pandemia nos esté dando la oportunidad de recomponer las interacciones y las dinámicas generales, con recursos que tiene la familia, no con patologías o trastornos”, explicó Solano Berrío.
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