Kimy Pernía Domicó, el indígena Embera asesinado por las autodefensas en el año 2001, en el municipio de Tierralta, se había convertido en un ícono de lucha por su comunidad y en contra de la construcción del proyecto hidroeléctrico de Urrá.
Ante la confesión del exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, en torno a que su muerte había sido ordenada por las Fuerzas Militares y al calificarlo como un crimen de Estado, la comunidad indígena exhaltó la misión que había cumplido durante sus años de lucha. (Lea aquí: Salvatore Mancuso reconoce asesinato de líder indígena)
Este indígena, nacido en Tierralta, exactamente en la comunidad de Bengidó, era hijo de Manuelito Domicó, quien era el noko de los Emberas en la zona. Fue bautizado con el nombre de Juan, pero cuando fue adulto asumió el nombre de Kimy, que significaba punta de lanza, según señala la Comisión de Justicia y Paz.
Fue un hombre de grandes luchas y no temía a las amenazas. Su hija Marta Cecilia Domicó, dijo que días antes de su crimen, había manifestado que lo estaban amenazando, pero que aún así no estaría dispuesto a permitir todo lo que estaban haciendo y mucho menos que siguieran amenazando a los líderes indígenas.
Ese día, sábado 2 de junio de 2001, él se dirigía hacia la Fiscalía en una motocicleta y según su hija, había hombres en cada una de las esquinas de esa cuadra, siguiendo sus pasos. Luego, dos que iban a bordo de una moto, lo abligaron a subirse con ellos y desde entonces, nunca más se supo de él.
Testigos vieron la lucha que enfrentó, pese a que lo amenazaban con un arma de fuego. Lo amarraron de las manos y se lo llevaron con rumbo desconocido, hasta que Mancuso reveló dónde había tirado sus restos.
En el año 2007, en su versión libre, Mancuso había señalado que la orden de matarlo la había dado Carlos Castaño y que el crimen fue ejecutado por John Henao, alias H2, quien era cuñado y escolta de Castaño, junto a alias El Paisa, quien luego fue asesinado.
En la última se refirió a un crimen de Estado. “Lo del líder indígena Kimy Pernía Domicó fue un crimen de Estado. Yo como miembro de facto del Estado recibí una orden del comandante Carlos Castaño de asesinar al líder Kimy Pernía Domicó. Las excusas que estaban dando, porque ustedes recordarán que el Estado los censaba y les impedía ingresar a la zona de manera libre porque decían que ustedes alimentaban a los grupos subversivos de la zona”, dijo Mancuso, vía telefónica a la hija de Pernía.
Pese a que era un líder reconocido en la zona, las voces que lo acompañaban también fueron silenciadas, varios de ellos asesinados. Nunca más se supo de su paradero hasta que Mancuso reveló que había sido enterrado en una fosa común, pero que una vez se conoció que la Fiscalía pretendía hacer exhumación de cadáveres en la zona, se ordenó lanzar sus restos al río Sinú, a la altura del planchón de Callejas.
Hasta ese sitio llegará su hija a lanzarle rosas“Yo esperé tantos tantos años que ahora voy despejándome. Yo le dije a Dios: yo sé que él algún día va a decirme la verdad, y nosotros no vamos a corresponderle con violencia”, señaló.
Su muerte calló la lucha que venía liderando a favor de la comunidad indígena y también calló las múltiples protestas que había liderado en contra de la construcción del proyecto hidroeléctrico Urrá I, que a su juicio tendría graves consecuencias para la comunidad indígena y para el Cabildo Mayor del Alto Sinú, que había ayudado a constituir en el año 1998.
Kimy habí liderado tres protestas importantes. La primera de ellas fue en 1995 cuando por lo menos mil indígenas recorrieron el Sinú en balsa, desde la parte alta hasta el municipio de Lorica. La segunda fue en 1999 cuando se tomaron la embajada de Suecia en Bogotá y la tercera fue en el 2000, cuando lideró una marcha indígena que terminó con la toma del Ministerio del Medio Ambiente en Bogotá.
“En esta acción Kimy fue el principal gestor del proceso de negociación y defensa de los intereses de su pueblo. Llevó la palabra de los Embera a casi todas las universidades colombianas y a colegios de primaria y secundaria, donde dejó una memoria de la dignidad y la lucha de los indígenas. Su fuerza, su elocuencia, su absoluta convicción y su rectitud, le generaron el aprecio de quienes vivieron la toma del Ministerio del Medio Ambiente”, señaló la Comisión Colombiana de Juristas, en un documento que publicaron en el 2015, cuando cumplió 14 años de desaparecido
Han pasado 19 años desde ese día en que lo desaparecieron y aún surgen múltiples interrogantes en torno a lo sucedido. El 20 de diciembre de 2010, el Juzgado Penal del Circuito Especializado de Descongestión de Montería profirió sentencia anticipada en contra de Salvatore Mancuso, luego de acogerse a sentencia anticipada por el delito de homicidio agravado y no de desaparición forzada, por lo que le impusieron una pena de 150 meses de prisión.
Ahora, nuevamente el tema de Kimy acapara la atención de los cordobeses, de la comunidad indígena y del país en general, pues empiezan a escucharse voces en las que se reconoce la valentía de este hombre que se convirtió en un ícono para los Emberas del alto Sinú.
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