Regional


El Carmen de Bolívar, lo que vino después del aguacero

Ahora mismo se ve maquinaria recogiendo el sedimento y las basuras arrastradas por las corrientes; pero en esos mismos barrios la gente se impacienta esperando las ayudas que anunció el Gobierno.

Si el aguacero hubiera durado cuatro horas, El Carmen de Bolívar ya no existiera”, dice Luis Alberto Pérez Reyes, habitante del barrio 8 de Junio, uno de los sectores que más sufrieron los rigores de la tempestad que azotó a esa población de los Montes de María, el pasado martes 13 de abril.

Pérez Reyes considera que algunos medios de comunicación exageraron un poco respecto a la duración de la lluvia.

“Todo lo que llovió fue 1 hora y 45 minutos, desde las 3 de la tarde”, aclara, y explica que esos más de 100 minutos fueron suficientes para que 45 barrios se inundaran, porque el cielo se transformó en una bestia grisácea que arrojaba bocanadas de agua, como si un río se hubiera roto en las alturas; o como si hubieran abierto las compuertas de un estanque sideral.

Pérez Reyes vive en el sector Bucarica, donde hay tres pozos y un arroyo llamado El Cañito. Cuando esos pozos se llenan, se desbordan y se encauzan por El Cañito, que, a su vez, se derrama por las calles.

La de Pérez Reyes fue una de las viviendas que menos sufrieron, por ser una de las pocas edificadas en la parte alta, y desde esa altura pudo ver la inundación de las casas cercanas a El Cañito, los hombres cargando niños, y los electrodomésticos, las colchonetas y los contenidos de las despensas rodando entre las corrientes.

Después del aguacero, escuchó los anuncios de las autoridades respecto a las ayudas que debían entregárseles a los damnificados, “pero en ninguna de las ocho calles del 8 de Junio he visto a alguien llevándolas”, afirma.

Nayís Sierra Guerrero, ama de casa del barrio 12 de Noviembre, cuenta que lo único que el aguacero le quitó fue una colchoneta, pero sabe que en otros barrios las cosas fueron peores, porque vio varios elementos flotando en las aguas de una cuneta de seis metros de ancho que pasa por el frente de su casa.

Dice no haber recibido ayudas aún, pero sí ha visto a los funcionarios de la Alcaldía ejecutando los censos.

Nestey What, un residente de Buenos Aires, recuerda que en su barrio hubo emergencias, pero en su calle no, salvo una casa desvencijada donde viven dos hermanos de la tercera edad, a quienes debió ayudar para que no se les perdieran las pertenencias.

“Pero por aquí no hemos visto ni censo ni ayudas”, se expresa al igual que Andrés Pérez Gómez, un albañil del barrio Bureche, que también se inundó por estar cerca al arroyo El Tigre, pero, al parecer, las arremetidas del agua no fueron tan agresivas.

Nestey What y Pérez Gómez creen haber escuchado que, presuntamente, las ayudas están llegando incompletas o se están entregando a familias no tan afectadas.

Entre las calles que intercomunican los barrios populares se ven las retroexcavadoras y las volquetas recogiendo sedimentos y basuras, razón por la cual Bernardo Mercado, el presidente de la Asociación de Juntas Comunales (Asocomunal) de El Carmen de Bolívar, sostiene que “el problema de este municipio no son los arroyos sino la gran sedimentación que se ha apoderado de las calles, los canales pluviales y las redes del alcantarillado”.

Asimismo, dice tener claro que el crecimiento desordenado, y sin planes de contingencia, del centro poblado es otro factor importante.

En ese aspecto coincide con Carlos Torres Cohen, el alcalde, quien describe que El Carmen se ha ido pavimentando pasando por alto los drenajes pluviales, además de que los invasores se han ido tomando los terrenos de antiguas escorrentías naturales.

“El otro factor –prosigue—consiste en que el arroyo El Cañito ya no soporta los volúmenes de agua lluvias, porque a medida que se pavimenta hay menos absorción. Ese arroyo, que atraviesa El Carmen y lleva las aguas al arroyo Alférez, también tiene un box culvert insuficiente en la carretera Troncal de Occidente”.

Según él, uno de los planes de su administración es ampliar los últimos 300 metros del box culvert de El Cañito o demolerlo para hacer uno nuevo.

“El barrio 12 de Noviembre también tiene un problema con un box culvert –continúa--, que fue hecho hace 50 años. Otro problema serio es el caño Bucarica, que evacúa todas las aguas del nororiente de El Carmen, las trae a la calle 27 y desemboca en El Cañito. Pero sucede que la gente ha construido sobre el canal, lo que convierte el sector en el sitio de mayor afectación. A eso agreguemos la mala costumbre de la gente de tomar los canales como basureros, habiendo una empresa recolectora, que hace campañas de clasificación de desechos. Uno de los más sufridos con este fenómeno es el arroyo Alférez”.

Señala como otro entuerto fundamental el antiguo cauce del Alférez, que atraviesa la zona noroccidental de El Carmen en 2,3 kilómetros.

“Allí –indica—, la gente también construyó y hace mala disposición de las basuras. Como resultado, crece la maleza, se sedimenta y se inundan todos los barrios del noroccidente: Las Dunas, Mateo Gómez, Las Palmas y diez barrios más”.

En cuanto a las ayudas, asegura que, por primera vez, su despacho entregará colchones a los afectados, además de colchonetas, frazadas, kits de cocinas, de alimentos, de aseo y se hará caracterización para llevar materiales de construcción a las familias cuyas casas resultaron destruidas.

“Pero las obras de canalización y la construcción de box culvert debemos hacerlas lo más pronto. Ahora mismo tenemos maquinarias limpiando calles, canales y quitando sedimentos. Hasta que no terminemos de limpiar el pueblo, no retiraremos las máquinas”.

Para Torres Cohen, la idea es que no se repitan percances como el del martes 13, pero también es urgente que El Carmen se organice como ciudad. “El carmero todavía se comporta como si esto fuera un pueblo”, reconoce.

En cuanto a las quejas por la supuesta mala distribución de las ayudas, desmiente y expone que su despacho hace un informe diario sobre la caracterización de los damnificados, los barrios donde viven y sus afectaciones.

“Por eso, le pedimos paciencia a la gente, porque hasta que no la caractericemos no le podemos llevar las ayudas. Hemos llegado a los barrios 12 de Noviembre, Nariño, Gaitán, Las Palmas, Mateo Gómez, Cantagallo y Rabo Largo, entre otros, hasta completar 45 barrios, que suman, aproximadamente, tres mil viviendas damnificadas con 12 mil familias. De esas, hay algunas familias que no necesitan la ayuda o no sufrieron gran afectación. Las ayudas del sector privado se las llevamos a las personas de los barrios afectados, aunque no se hayan inundado. Pero las de la Unidad Nacional de Riesgo son solo para los verdaderamente damnificados”.

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