Claudia Redondo Gómez y Rafael Gutiérrez son dos comerciantes de El Carmen de Bolívar y Calamar, quienes al igual que otro número de vendedores retomaron desde ayer sus actividades, de acuerdo con las autorizaciones que les otorgaron las administraciones municipales, luego de dos meses, aproximadamente, de haber cerrado sus negocios a raíz de la pandemia y las medidas adoptadas por el Gobierno nacional.
La mujer asegura que, a pesar de que retornaron a sus actividades laborales, las cosas no son iguales. Por lo contrario: será un proceso lento.
Asegura que el grueso de sus compradores son las personas que subsisten del trabajo diario, ya que ella vende productos para el hogar y personales, que son económicos para sus compradores.
Agregó que cuenta con todos los protocolos de bioseguridad para atender a quienes lleguen a su negocio, pero está preocupada porque ella tiene una empleada, pero no la ha podido reintegrar, porque no tiene cómo pagarle.
Al igual que Claudia también se encuentra Nelson Niebles Henríquez, un vendedor de colchones, quién asegura que es optimista, pero sabe que la normalización de la crisis que ha generado el COVID-19 llevará meses y hasta años.
El vendedor señaló que tienen muchas deudas, entre las que se encuentran los servicios públicos y el arriendo, los cuáles no cree solventar sin el apoyo del Gobierno.
Por su parte, Rafael Gutiérrez, habitante de Calamar y propietario de un venta de zapatos, expresó que aunque la Alcaldía de su municipio le está permitiendo trabajar, la falta de recursos, para que las personas compren, es bastante alto.
“El domingo, día de las madres, hubiera sido una fecha donde me hubiera recuperado de las bajas ventas que se presentan durante los primeros meses del año”, agregó.
APERTURA CON PROTOCOLOS
Sin embargo, el secretario del Interior de El Carmen, Dagoberto Rojano Roca, manifestó que los propietarios de negocios como almacenes de ropa, zapatos y papelería deben cumplir con todos los protocolos y los permisos que entrega la Alcaldía.
Dijo que el proceso será lento, porque deben vigilar los protocolos de bioseguridad y ellos entregarles los respectivos permisos.
Explicó que la exigencia de certificados de ARL y certificados médicos y salud ocupacional de los empleados lo están haciendo a las empresas legalmente constituidas como constructoras.
“Estás iniciativas las realizan para mantener un control en la población y mantener alejado el virus de El Carmen”, indicó.
El alcalde de Calamar, Alejandro Arrázola Sagbini, dijo que, acogiendo los decretos departamentales y nacionales y los respectivos protocolos exigidos por el Ministerio de Salud, están gradualmente abriendo el comercio.
Añadió que negocios como papelerías, los almacenes de zapatos y las manufacturas, tal y como se los permite también han abierto.
Calamar, en estos momentos, no tiene casos de COVID-19, lo que se convierte en una oportunidad para que las personas tengan dónde abastecerse y comenzar a dinamizar la economía local.
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