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La cumbia merece mejor trato en Colombia: Yeison Landero

Semblanza del heredero de la dinastía cumbiera que dejó sembrada Andrés Landero, y quien ha tomado las banderas para reivindicar el género musical insignia de Colombia.

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ P.

07 de febrero de 2021 08:57 AM

Yeison Landero es consciente de la enorme responsabilidad que carga sobre sus hombros: sostener el legado musical que dejó su abuelo, Andrés Landero, una especie de faraón en reposo, cuya adoración en el mundo crece a medida que pasan los años.

Es y será por siempre el “Rey de la Cumbia”. Por eso su nieto Yeison decidió dejar atrás algunos devaneos que tuvo con otros géneros de la música de acordeón del Caribe colombiano. Eran ajenos a su sangre. Así que hace varios años se decidió a estudiar, investigar y a entregarse de lleno a lo que tenía en el patio de su casa y dejaba pasar desapercibido: la cumbia.

Yeison tuvo la fortuna de ser el elegido por su abuelo para que su leyenda no quedara huérfana, tal vez porque el juglar sanjacintero vio su continuidad en ese muchachito que cuando aún no había cumplido los 7 años de edad, ya hurgaba en los botones del acordeón los sonidos cadenciosos de esa música montañera y domesticada a punta de gaitas y tambores de la tierra.

“A la casa de mi abuelo llegaban todos los juglares, como Abel Antonio, Calixto Ochoa, Lisandro Meza y Pacho Rada, en unas parrandas que parecían eternas. Casi siempre, ellos le preguntaban que si no tenía un hijo que siguiera sus pasos con el acordeón, pero nunca les dio una respuesta”, comenta Yeison.

Fue cuando el rey se decidió a entrenar a un descendiente para cederle la corona cuando ya no estuviera de cuerpo presente en la tierra; y, aunque la mayoría de sus hijos (tuvo 26) son músicos y ejecutan algún instrumento, la responsabilidad recayó en el niño, quien dejaba de jugar fútbol o corretear por las calles del barrio La Gloria, para observar horas y horas a esas leyendas del folclor que tenía en vivo y en directo.

El bautizo definitivo se lo dio Landero en Cartagena, en el desaparecido estadero Coco y Miel, en 1999, cuando por primera vez lo llamó para que tocara ante un público numeroso, que fue a ver al Rey de la Cumbia, tras varios meses de estar incapacitado debido a un accidente de tránsito que sufrió cerca del municipio de Calamar.

“Estaba muy asustado, porque todo el mundo estaba pendiente de ver si yo tenía el talante para tocar las canciones de mi abuelo. Toqué ‘Las miradas de Magaly’ y ‘La pava congona’; y creo que a la gente le gustó, porque me aplaudieron”, recuerda el nieto de Landero.

Cumbia universal

Para cualquier otro acordeonista, el interpretar la música de Andrés Landero no es fácil, por esa aproximación virtuosa que le supo direccionar hacia los pitos de la gaita y el retumbar de los tambores, gracias a la cercanía que tuvo con los viejos gaiteros de su pueblo: San Jacinto.

En ese sentido, Yeison, además de estudiar pormenorizadamente el sonido que desde niño escuchó en su casa, se nutrió también con la gaita, que no muere en San Jacinto; y, por supuesto, abordó a varios de sus paisanos que tuvieron relación musical con su abuelo, como a los maestros Adolfo Pacheco, Rodrigo Rodríguez, Carmelo Torres, y Eduardo Lora, entre otros, lo que le ayudó a forjar un estilo que se acerca mucho a esa fusión vernácula que tiene como patrón la cumbia y que siempre tendrá a Andrés Landero como rey.

En el álbum “Landero Vive”, Yeison incluye algunas canciones de su abuelo, pero también varias cumbias de su autoría, en las que demuestra que su sonoridad ya está definida y su perfomance tiene el sello Landero registrado en su estructura rítmica.

De su encuentro con esos jóvenes brillantes que conforman el grupo Bazurto All Star, Yeison sustrajo el sonido electrónico y champetero para agregarle a su cumbia un ropaje más internacional y para captar nuevas generaciones.

“Con mi música quiero rescatar y continuar los sonidos y los ritmos tradicionales de la cumbia sanjacintera, mezclándolos con sonidos alternativos que buscan conquistar a las nuevas generaciones y llegarle a públicos internacionales,” asegura Yeison en uno de sus videos promocionales.

No obstante, en la actualidad, ha hecho liga con Los gaiteros de San Jacinto, con los que ha recorrido Colombia y varios países de Europa y Centroamérica, además de haber participado en el álbum “Toño García, el último cacique”, con una cumbia de su autoría: “Campesino cimarrón”. Este trabajo fue nominado al Grammy Latino el año pasado en la categoría música folclórica.

Yeison también hizo parte del álbum “Volumen 2 música bailable”, del grupo Los cumbia stars, interpretando el acordeón en el tema “Llora mi acordeón”, en el que participa el cantante de los gaiteros, Rafael Castro. Este álbum también mereció una nominación al Grammy Latino 2020, en la categoría Cumbia-Vallenato.

“El 2020, a pesar de los inconvenientes por la pandemia, fue un año muy especial para mí, pues fue cuando se empezaron a ver los frutos de la cosecha que teníamos más de 10 años sembrando, poco a poco, y aprendiendo día a día, especialmente por la acogida que ha tenido en el país la cumbia ‘Campesino cimarrón’, que ocupó los primeros lugares de sintonía en varias emisoras alternativas de Colombia”, señala Yeison.

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