Regional


La última amenaza contra el periodista Rafael Moreno antes que lo mataran

La Flip advierte que la protección que le brindaron al comunicador asesinado en Córdoba no estaba acorde con el riesgo

NIDIA SERRANO M.

25 de octubre de 2022 02:06 PM

Solo 13 días antes de ser asesinado, el 3 de octubre, dos hombres, a bordo de una motocicleta, se acercaron donde estaba el periodista Rafael Moreno, almorzando con su familia, con el fin de dañar la que sería su última amenaza.

“Rafael Moreno, periodista de mierda. Usted que se cree la verga que cree que no le entra el hijueputa plomo. Le mandan a decir los señores que lo esperan mañana a las 8.00 de la mañana en La Palma. Ojalá y no subas a ver si se te va a quitar lo hablador de mondá”. Sugiero leer: Forbidden Stories continuará denuncias de periodista asesinado en Córdoba

Así lo narró Jonathan Bock, el director de la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, en el recuento que hizo sobre el rosario de amenazas que recibió el periodista, asesinado en un local de comidas rápidas en el municipio de Montelíbano, sur de Córdoba , el pasado 16 de octubre.

Según Bock, la primera amenaza fue en el año 2019. Le hicieron llegar un panfleto a nombre de la banda criminal Los Caparros. Al día siguiente recibió un nuevo mensaje que decía que le iban a cortar la lengua y la iban a colgar en la valla que hay en la entrada del pueblo, “por sapo y estar metiéndose en dónde no debía”. Sugiero leer: ¿Quién ordenó el asesinato del periodista Rafael Moreno Guevara en Córdoba?

Cada una de ellas fueron documentadas por el mencionado organismo y fueron sustentadas ante la Unidad Nacional de Protección para solicitar el esquema de seguridad que le garantizara la vida.

Cuenta Bock, que el 25 de enero de 2021, Rafael Moreno viajó a Montelíbano, con el fin de entrevistarse con el alcalde de la localidad, José David Cura Buelvas, pero este nunca apareció. "Lo que sí ocurrió es que a las 10.15 de la noche una persona, que iba en una moto, se le acercó, le apuntó con un arma y simuló que disparaba", narró. Sugiero leer: "Asesinato de periodista sería el primero bajo la protección del Estado": FLIP

Dijo además que en mayo y junio del 2022, el periodista cordobés, de 37 años, tenía mucho miedo, pues sabía que las amenazas iban en serio y por ello, decidió poner un negocio de comidas rápidas en el municipio de Montelíbano, en compañía con su colega Organis Cuadrado, quien también ha venido recibiendo amenazas.

Se alejó de las redes sociales y de los medios alternativos, a través de los cuales hacían sus denuncias, pero la comunidad comenzó a requerirlo ya pedirle que siguiera en su titánica labor, a través del portal digital Voces de Córdoba. Sugiero leer: Ofrecen $40 millones por información del crimen del periodista Rafael Moreno

El día 30 de septiembre decidió reaparecer. "Como dije en estos días, me querían activo, me tienen activo. La gente me quería ver en las redes sociales y acá me tiene". De esa manera comenzó la emisión en la que hizo denuncias sobre presuntos contratos irregulares en el municipio de Puerto Libertador, sitio donde residía y donde además desempeñaba labores como líder social de su sector.

Tres días después recibió la que sería su última amenaza y el 16 se perpetró el crimen que tanto le habían anunciado, en caso de seguir denunciando los presuntos hechos irregulares cometidos por las administraciones de los municipios del sur de Córdoba.

"Esa última amenaza, Rafael la denunció ante todas las autoridades, al igual que había hecho con todas las que había recibido desde el año 2019. Durante tres años Rafael acudió insistentemente a la Unidad Nacional de Protección -UNP- ya todas las instituciones del Estado . Sin embargo, la protección que recibió no era acorde al riesgo que tenía", señaló el vocero de la organización, aduciendo que entre la burocracia, la desarticulación y el desprecio, el periodista fue testigo de un mecanismo inoperante y politizado.

"A Rafael no le creyeron, no le querían creer, no lo protegieron y lo mató una alianza entre el poder político y el poder criminal de la región. Rafael era un periodista ciudadano. Sin ningún capital económico montó un canal en redes sociales para hacer denuncias", señala en su escrito Bock.

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