Regional


Los misterios que rodean el crimen de estudiante de Enfermería

El presunto homicida no era un atracador venezolano, sino un amigo que había departido con la pareja en Necoclí.

NIDIA SERRANO M.

18 de mayo de 2022 11:21 AM

El crimen de Luisa Natalí Romero Hoyos, estudiante de cuarto semestre de Enfermería de la Universidad del Sinú en Montería, se ha convertido en un verdadero misterio. Inicialmente se dijo que la habían matado por robarle, pero la historia ha tomado un giro inesperado.

La versión inicial que entregaron a las autoridades es que ella regresaba en un carro particular a la capital cordobesa, luego de permanecer cinco días en un hotel en Necoclí, en compañía de su novio, Luis Carlos Portillo Páez, y que a la altura del sector conocido como Techos Verdes, en la vía que comunica con Arboletes, un joven de nacionalidad venezolana les pidió un chance.

No vieron ningún inconveniente en hacerlo, pues en esos días las Autodefensas Gaitanistas de Córdoba habían anunciado un paro armado en la región y era muy difícil movilizarse por la zona de Urabá, pues todo estaba paralizado.

El único sobreviviente de la historia, Luis Carlos Portillo, contó que ya en el camino el hombre intentó robarles y como la joven, de 21 años, se opuso e intentó bajarse del carro, le dio un tiro en la cabeza y que cuando él intentó oponerse, también fue baleado.

La comunidad se percató de lo ocurrido, persiguió al supuesto ladrón, identificado como Flavio Alejandro Baquero Garzón, quien corrió hasta un potrero, pues se había quedado sin municiones, lo golpearon, le causaron heridas con un machete y lo asesinaron. Ese hecho quedó registrado en un video.

Hasta allí la historia no había tenido ningún conato de duda, hasta que apareció el padre del supuesto ladrón linchado, Flavio Baquero, quien tiene el mismo nombre de su hijo, y lo primero que hizo fue descartar que se tratara de un venezolano, aduciendo que era de Tunja, Boyacá.

A renglón seguido contó a las autoridades que tampoco era cierto que le hubiera pedido el chance a la pareja y que por el contrario, eran amigos y socios en algunos negocios relacionados con la compra y venta de carros y motos usadas.

“Mi hijo hace 15 días me dijo que iba a viajar a Montería porque había un señor que le debía una plata y no se la había querido consignar. También me dijo que estaban en Necoclí tomando unos tragos y que ese lunes 9 de mayo iban a regresar a Montería, donde le daría el dinero”, precisó el padre del hombre de 33 años.

Dijo además que uno de los momentos más dolorosos de su vida fue ver el video en el momento en que estaban linchando a su hijo. “Mi esposa y yo estamos destrozados y necesitamos saber la verdad de lo ocurrido”, insistió, aduciendo que las autoridades deben investigar el hecho, pues su hijo no era ningún atracador.

Pidió que Luis Carlos Portillo Páez, quien ya se encuentra fuera de peligro, después de permanecer varios días en un centro asistencial del Urabá, cuente toda la verdad. “Tal vez se pelearon, algo ocurrió, pero no eran desconocidos”, dijo al momento de reclamar el cuerpo de su hijo.

“Me siento engañado”: padre

Otro de los detalles conocidos en esta historia lo reveló Luis Eduardo Romero, el padre de la estudiante de Enfermería, quien sostuvo que el hombre que viajó con su hija a Necoclí era el hermano de la dueña de la pensión donde ella vivía en Montería, identificada como Sonia Portillo Páez, ubicada en el barrio Juan XXIII, margen izquierda de la ciudad.

“Cuando supe del paro armado llamé a mi hija el sábado y le dije que tuviera mucho cuidado, pero ella me dijo que no me preocupara que estaba en la pensión y que de allí no iba a salir a ningún lado, pero resulta que ya estaba en el hotel en Necoclí, en compañía del hermano de la dueña de pensión”, precisó Romero, quien vive en el municipio de Puerto Libertador, sur de Córdoba.

El día que ocurrieron los hechos, la dueña de la pensión lo llamó para decirle que se viniera urgente para Montería, que algo grave le había ocurrido a su hija. Ante su insistencia, ella terminó contándole que había sido asesinada por un venezolano, al que le habían dado un chance.

No entendió mucho cómo había ocurrido, toda vez que su hija le había dicho que estaba juiciosa en casa y que no iba a salir. Luego cayó en cuenta que lo había engañado. Sintió doble dolor, uno por la pérdida y otro por sentirse traicionado, pese a todo el esfuerzo que había hecho para convertir a su hija en una profesional.

Cuestionó la actitud de la dueña de la casa por no haberle contado que su hija estaba fuera de la casa. “Ella debió decírmelo antes y no cuando a mi hija ya la habían matado”, dijo con profundo dolor.

Contó además que Natalí le había revelado a algunas amigas que ese fin de semana viajaría al Urabá, en compañía de Carlos Portillo, con quien había iniciado una relación sentimental, y que el objetivo era buscar un dinero que le iban a entregar en ese lugar.

Lo único cierto hasta el momento es que a Natalí la asesinaron con una pistola nueve milímetros, pero el arma no aparece y por esa misma razón no han podido establecer a quién pertenecía realmente.

Medicina Legal también precisó que la joven no fue asesinada dentro del carro, como se dijo en la versión inicial, sino que su cuerpo estaba en la carretera.

Ahora, ambas familias piden que se esclarezcan los hechos, pues lo que inicialmente se mostró como el crimen cometido por un venezolano que pretendía atracarlos, terminó en una historia truculenta y llena de misterio.

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