Lucía Milanés recuerda cada detalle de lo sucedido hace 31 años. Un comando armado, integrado por hombres de las autodefensas y por la fuerza pública irrumpieron en su hogar y asesinaron a su esposo.
Su vida dio un giro de 180 grados. Le tocó salir huyendo despavorida de su lugar de residencia, en zona rural del municipio de Tierralta, y empezar a forjar su propio futuro, sin pensar en el ayer.
Luego de varios años luchando en favor de las víctimas, entendió que la única forma de resurgir era olvidando el pasado que la atormentaba y empezar una nueva vida que le apostara a la paz y a la reconciliación.
Sus avanzados años no le han impedido cumplir ese sueño. Hoy cursa quinto semestre de Trabajo Social en un programa de extensión que tiene la Universidad del Sinú y se ha convertido en una líder importante para las víctimas en el alto Sinú cordobés.
Su última iniciativa es la Estacion Turística Urbana de Tierralta, un espacio donde se encuentra historia memoria, cultura y sabor. En esa especie de museo, ubicado en pleno corazón de Tierralta, se evidencia la historia de una de las regiones más violentas de Córdoba, pero también sus riquezas.
El lugar más importante del museo lo ocupa una foto de su abuela, María Bernal, ganadora del primer y segundo Festival Folclórico del Alto Sinú, quien murió hace más de 40 años, pero que dejó un legado para las futuras generaciones.
Muy cerca de su foto, en blanco y negro, está la piedra donde molía la sal y el azúcar, el tinajón donde hacía la chicha para Semana Santa o donde mantenía el agua fresca, la máquina de coser, otra de escribir y una romana del año 1935 cuando se creó el Instituto Nacional Agropecuario.
En tema de memoria histórica hay un rincón especial para el padre Sergio Restrepo Jaramillo, sacerdote que fue asesinado el 1 de junio de 1989, frente a su parroquia San José, situada en el municipio de Tierralta.
Su crimen fue atribuido al paramilitarismo de los hermanos Fidel y Carlos Castaño, tal vez por ordenar que en las paredes de la iglesia se pintara un mural en el cual se mostraran las atrocidades de la guerra.
Fue un hombre dinámico. Organizó la biblioteca Casa Campesina y el Museo Arqueológico Zenú. Sus mensajes eran contundentes en las misas que presidía, fue un crítico de la violencia y de la guerra y desde el púlpito hizo duras acusaciones a las autoridades por su complacencia ante lo que estaba ocurriendo con los paramilitares.
En ese rincón también hay un espacio para el área ambiental, pues hay una colección de árboles que están en vía de extinción. Allí llegan estudiantes, investigadores y profesionales que quieren conocer la historia de la región y que además quieren probar lo mejor de su gastronomía.
Ella viene haciendo una apuesta por la paz a través del turismo. Su iniciativa lleva cerca de 20 años y cada día se convence más que Tierralta no puede ser referenciada como uno de los municipios de la zona roja, en donde nacieron la guerrilla del Ejército Popular de Liberación y las autodefensas, sino como un territorio biodiverso, con montañas, aire limpio, ríos, quebradas, el Museo Arqueológico Zenú, territorios sagrados, cuevas, saltos de agua, Cuevas de Palmira y una variedad de atractivos para hacer cualquier tipo de turismo.
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