Regional


Puerto Badel medio siglo siendo invisible

De este pueblo poco se habla, a menos que sea para recordar que tiene un largo pleito con la empresa Aguas de Cartagena por presunta afectación a la ciénaga Juan Gómez. El resto es una historia de carencias y expectativas.

RUBÉN DARÍO ÁLVAREZ P.

17 de agosto de 2020 12:00 AM

El Consejo Comunitario del corregimiento de Puerto Badel, jurisdicción del municipio de Arjona, considera que este pueblo es un punto invisible en el mapa de las decisiones gubernamentales de ese territorio.

Se trata de un asentamiento joven: solo tiene 52 años de fundado, pero carece de la popularidad que disfruta su vecino Rocha, un corregimiento cuyo nombre está en la palestra de los reconocimientos, por cuenta de un picó que ha roto la maleza de la indiferencia con el filo de su champeta.

En Puerto Badel no hay algo que lo distinga. La mayoría de sus habitantes son tan pescadores y tan agricultores como podrían serlo los nativos de otros corregimientos bolivarenses apostados a las orillas de las ciénagas o del canal del Dique.

José Acevedo Puello, el representante legal del Consejo Comunitario, aclara que de las dos actividades económicas la más fuerte es la pesca, que se practicaba en abundancia en la ciénaga Juan Gómez, cuyas aguas, presuntamente, están siendo afectadas por una serie de trabajos que ha realizado la empresa Aguas de Cartagena, y por cuya causa hay una pelea jurídica entre los pescadores y dicha compañía.

“La afectación de la ciénaga --explica Acevedo Puello-- ha reducido las especies que antes pescábamos sin tener que salir del pueblo. Ahora nos vemos obligados a desplazarnos muchos kilómetros para encontrar algo para comer y para comerciar”.

El arribo a Puerto Badel podría hacerse desde dos puntos: la carretera Troncal de Occidente o la zona industrial de Mamonal. Desde ambas arterias es menester desviarse por unas trochas, que demoran el viaje unos treinta minutos en verano; y mucho más en invierno, porque las dos están en malas condiciones.

“Algunas veces --cuentan los pobladores-- Acuacar le hace arreglos con materiales que facilitan el rodar de los vehículos, pero lo que queremos es que ambas vías sean asfaltadas, para que haya más servicio de transporte”.

A propósito, el pueblo consta de un solo bus, que sale hacia Cartagena a las 6 de la mañana y regresa en el mediodía, para volver a salir al día siguiente. De modo que si alguien necesita hacer una diligencia fuera de ese horario, le toca pagar treinta mil pesos para que un mototaxista lo lleve y lo traiga.

“Si hay que llevar un enfermo a Arjona o a Cartagena --dicen las amas de casa--, hay que coger dos motos; o un carro, que cobra 150 mil pesos, que no siempre están disponibles, porque resulta que el puesto de salud está mal de equipos y el único médico viene solamente tres veces en la semana”.

Para un pueblo de difícil acceso e internado en la manigua, con inviernos feroces y calles sin pavimentar, la presencia de médicos, enfermeras y equipos con tecnología de punta sería invaluable, puesto que las enfermedades estomacales y cutáneas son cosa frecuente en la población infantil y en la gente de la tercera edad.

Acevedo anota que el agua llega por unas tuberías que se instalaron hace muchos años y que vienen desde la estación de Dolores, pero es un líquido no tratado al que las amas de casa deben aplicarle cloro para amansarle la crudeza, en aras de que sea menos corrosiva.

La misma maleza que rodea al pueblo sirve como refugio para solventar algunas necesidades fisiológicas, puesto que se carece de alcantarillado, lo mismo que faltarían más redes de energía eléctrica y postes, para que se diga que los usuarios de Puerto Badel tienen un buen servicio de alumbrado público y domiciliario.

Algunos postes de palo, que de vez en cuando amenazan con caerse tras los violentos aguaceros que atraen los montes, son un testimonio irrevocable de la falta que hace una buena organización eléctrica.

Los pocos visitantes que arriban por el corregimiento, mientras caminan por los andenes y bordillos que tienen la plaza y la vía principal, comentan que los líderes del pueblo deberían organizar jornadas macheteras, para impedir que los bejucos se sigan tragando las instalaciones de la institución educativa y de algunos espacios, que bien podrían convertirse en espacios recreativos dirigidos a los jóvenes que esperan el fin de semana, para ingerir cervezas hiriéndose con la música cortopunzante del Rey de Rocha.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS