Regional


Un salvavidas para los campesinos

Desde que se decretó la pandemia y sobrevino el paro nacional, los agricultores de Bolívar se han visto en calzas prietas para comercializar sus productos. Los mercaditos campesinos son un oasis en medio de la crisis

El 2021 no ha sido un año fácil para los colombianos, pero especialmente para los campesinos, quienes se han visto seriamente afectados, primero por las restricciones de la pandemia; y segundo, por los atascamientos propios del paro nacional.

En el caso del departamento de Bolívar, son los agricultores de los corregimientos quienes más han padecido los rigores de los fenómenos de marras, amenaza ante la cual algunas administraciones municipales se han mostrado impotentes, mientras otras pocas han apelado a la colaboración de entidades públicas y privadas.

En el corregimiento de San Cayetano (San Juan Nepomuceno), los jóvenes debieron organizarse en una célula social llamada Generación Nueva, la cual propende por impedir que se pierdan toneladas de ñame espino y diamante.

Este pancoger requiere de una inversión por cada cultivador, la cual se ve diezmada en cuanto el ñame queda represado en las rozas o centros de acopio, además de que cercena las manifestaciones culturales propias de los ámbitos rurales: el año pasado no se celebró el Festival del Ñame; y es posible que este año corra la misma suerte.

En esas mismas afugias están enredados los labriegos del corregimiento de Malagana (Mahates), a quienes se les han quedado retenidas toneladas de yuca y mango, aunque este último tiene una mejor salida, pues proveedores y vendedores logran conseguir algún alivio en la carretera Troncal de Occidente.

Aún así manifiestan que la vía (que ha sido por años su gran centro comercial) tampoco ha mostrado buen comportamiento, dada la baja afluencia de vehículos y visitantes durante los últimos meses.

En los corregimientos del municipio de El Carmen de Bolívar, sobre todo en la zona conocida como la Alta Montaña, se represan más de 500 toneladas de ñame, algunas de las cuales han sido evacuadas por la Armada Nacional, como una especie de paliativo

Bajo esa misma premisa, más de cien toneladas de ahuyama se pierden en los corregimientos Nueva Esperanza, El Níspero y Playa Alta (Achí, sur de Bolívar), donde reposan más de 130 hectáreas que corren el peligro de dañarse, lo que, de llegar a darse, significaría más de 200 millones de pesos en pérdidas.

Mientras tanto, en el municipio de Clemencia (norte de Bolívar) se están perdiendo la yuca y el ñame, ya que no hay quien compre.

Raúl Cabarcas Vásquez, el alcalde, ha dicho que la cosecha de mango estaba prácticamente vendida a una empresa embotelladora, que tiene su planta despulpadora en Tuluá (Valle). Pero, por los bloqueos, no está comprando.

“Los bloqueos hacen que el producto demore de dos a tres días en carretera y se daña la fruta. Entonces, prefieren no comprar”, dice y agrega se está gestionando con una firma del Atlántico, para negociar un buen precio para el mango.

Ante la sobreproducción de yuca en los corregimientos de Clemencia, los precios están por el suelo: en este momento solo ofrecen $14.000 por un bulto de 40 kilos, por lo cual la Umata busca mejorar con cadenas mayoristas.

Con el advenimiento de la pandemia fue mucha la gente que volvió al campo a cultivar, lo que explica la sobreoferta de yuca. Mientras tanto, la Alcaldía arregla carreteras internas para que los labriegos saquen sus productos, pero el paro es la nueva obstrucción.

Los mercaditos campesinos que se organizan en las grandes ciudades de la región Caribe han venido a ser el oasis en medio de la crisis, como lo describe el antropólogo Jesús Pérez Palomino, quien labora para el Plan de Emergencia Social Pedro Romero (PES) de Cartagena y ayuda a organizar estas ferias en los barrios populares de La Heroica.

Los campesinos favorecidos pertenecen a municipios y corregimientos del norte de Bolívar como Villanueva, Bayunca, el palenque San Basilio, Arroyo Grande, Leticia, El Recreo, Pasacaballos, Membrillal, Arroyo de Piedra, Marialabaja, San Juan Nepomuceno, El Carmen de Bolívar y Santa Rosa de Lima.

Las actividades comenzaron en enero del presente año, con el objetivo de romper con los intermediarios y poner los productos a precios accesibles y directamente de las manos del agricultor.

Hasta el momento (y guardando los protocolos de bioseguridad) se han logrado organizar doce Mercados Móviles Campesinos en barrios como Las Palmeras, Bicentenario, Nelson Mandela, San Fernando, Ternera, Crespo, San José de los Campanos, Colombiatón y El Pozón, entre otros, donde se presentan productos como ñame, yuca, hortalizas, ahuyama, frutas, plátano, carnes, maíz, etc., para garantizar la seguridad alimentaria de las familias vulnerables.

John Perea Arroyo, director de la Fundación Campesinos Heroicos (Fucahe), que desde hace dos años trabaja en conjunto con la Armada Nacional, dice que este grupo busca a los campesinos de la región Caribe para que se asocien y adquieran beneficios con el Estado, en aras de que se conviertan en empresarios agrícolas.

Con la ayuda del SENA, Fundación Caribe y Armada Nacional, Fucahe ayuda a los campesinos a sacar sus productos hacia las grandes ciudades para comercializar, por medio de los mercados campesinos o a través de grandes cadenas de supermercados y abastos.

Al mismo tiempo, la fundación busca que el campesino se capacite en el SENA en cuanto a tecnificación de cultivos, con el objeto de que el producto obtenido tenga tanta calidad que pueda ser digno de competir en los mercados internacionales, aspecto en el que Fucahe logra asociaciones con empresas, para que la venta del cultivo sea segura.

Los mercados campesinos son apoyados por empresas que donan cuartos de hotel, transporte y alimentación, como también por líderes comunales, quienes abren espacios en sus respectivos barrios para la realización de los mercaditos a bajo costo.

Hasta el momento, Fucahe ha trabajado con campesinos de Mandinga y San Joaquín (Mahates), San Juan Nepomuceno, Perú, Santa Catalina, Bajo Grande, San Jacinto y El Guamo, entre otros, cuyos productos se van rotando en Cartagena, de acuerdo con las solicitudes de las Juntas de Acción Comunal.

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