Vendaval averió 30 casas y el techo de la iglesia

Más de 30 casas resultaron averiadas y parte del techo de la iglesia, luego de que un vendaval azotó a San Jacinto por varios minutos durante la madrugada de ayer. “Esto fue horrible porque cuando nos levantamos vimos volar varias láminas de zinc y mucha gente gritaba pidiendo ayuda. Por fortuna, el vendaval no demoró mucho tiempo”, dijo una vecina del centro del municipio. La secretaria General y del Interior de San Jacinto, Martha Reyes Llerena, precisó que las pérdidas materiales alcanzan los $30 millones. Agregó qué los ingenieros que laboran en la administración se encuentran realizando un censo que permita identificar cuántas familias fueron afectadas por la el vendaval. “Los ingenieros están identificando las viviendas que sufrieron daños para enviar el informe a la Oficina de Atención y Prevención de Desastre del Departamento, y coordinar las acciones para poder brindar las ayudas que requieran las familias que lo necesitan”, dijo. Reyes anotó que los barrios más afectados con los fuertes vientos fueron el sector Central del municipio, San José y el Narrio Arriba. Recalcó que no hubo heridos durante los fuertes vientos. La iglesia Argemiro Muñoz Zuluaga, párroco de la iglesia de San Jacinto, esta es una situación difícil para el templo. “Nosotros no contamos con los recursos para arreglar el techo y necesitamos el apoyo de toda la comunidad y la administración”, precisó. “Estamos recolectando entre los feligreses para obtener más de un millón de pesos que se requiere para realizar la reparación del techo y tenerlo listo para el próximo 16 de julio, día de las festividades de la Virgen del Carmen”, agregó el cura. Además, arguyó que a parte del techo la iglesia también sufrió otras perdidas que se encuentran avaluadas en $400 mil. “Este es un hecho que representa un golpe fuerte para la comunidad católica de San Jacinto”. Por último, el sacerdote le hizo un llamado a la comunidad sanjacintera para que se vinculen a las actividades que adelantará la iglesia, para adquirir las laminas que se llevó la fuerte brisa.