Gabriela Tafur Náder: "Triunfó mi entrega"

Laura Anaya
CARTAGENA DE INDIAS
13 de Noviembre de 2018 11:38 am

Siete treinta y nueve de la noche. El salón Getsemaní del Centro de Convenciones va llenándose lentamente, como las reinas cuando desfilan en traje de gala. Paso a paso. Escucho las pisadas, los brindis con las copas de vino que los meseros reparten. Luces azules, electrónica de fondo, la señora de allá que se toma una selfie. Entra la comitiva de Valle, no sé de dónde, pero han sacado vuvuzelas, y ahora hay una guerra de gritos... ¡Valle! ¡Valle! ¡Bolívar, Bolívar! ¡Córdoba! Parece que el auditorio se ha convertido en una especie de estadio, la única diferencia es que los señores de aquí no usan suéter, sino esmoquin.

Entre tanta bulla, suena una voz que nos envuelve: “Señoras y señores, en contados minutos iniciaremos la transmisión por Telecaribe”... Se apagan las luces, suena el himno. Todavía muchos caminan por los pasillos y los que ya estaban en sus puestos se levantan para entonar el himno. Ocho y uno.

El público enloquece con la primera aparición de las 26 reinas que esta noche darán todo por obtener esa, la corona de la edición 84 del Concurso Nacional de la Belleza. Las beldades bailan descalzas, con alas, como mariposas, al son de tambores. El público murmura lo mismo que las redes sociales... que la reina está entre Valle y Bolívar. Y, a juzgar por las barras, así será: parece como si media Cali estuviese aquí, desgarrándose la garganta por Gabriela Tafur Náder, y ni qué decir de Bolívar, Laura Olascuaga Pinto, que cada que pisa el escenario pone a sonar mil pitos y vuvuzelas. Y tengo que decirlo: Saray Robayo Bechara se trajo a toda Montería, ¡qué barra!

Ocho y treinta y uno. El primer desfile, el de traje de gala. Las 26 reinas caminan por la tarima y el público enloquece a ratos, dependiendo de la reina, y siempre que a Carlos Calero y Daniella Álvarez, los presentadores, se les da por preguntar: “A ver, ¿cuál es la favorita? ¿Quién va a ganar esta noche?”.

Al desfile de cada reina, lo antecede un video pequeño en el que cada una dice por qué quiere ser Señorita Colombia. Antioquia predica empuje, Atlántico seguridad, Bogotá habla de soluciones. Bolívar, templanza. Caldas quiere impulsar a los jóvenes. Cartagena habla de fuerza y berraquera. Córdoba dice que la reina puede ayudar en la educación y en tarima camina tan erguida que parece que se va a doblar hacia atrás. Los de Guainía trajeron calderos y tapas... Parece que la Señorita Huila desfila en cámara lenta.
Todas las reinas desfilan como si nada, mientras los jurados se secretean, y yo veo que el auditorio Getsemaní nunca terminó de llenarse.

Ahora, las diez semifinalistas: Córdoba, Valle, Caldas, Bolívar, Antioquia, Atlántico, Magdalena, Bogotá, San Andrés y Cartagena. ¿Y Cesar? Se quedó sin figurar, pese a tener uno de los rostros más bellos del certamen.
Las cinco: Atlántico, Valle, Bogotá, Bolívar y Cartagena. El tiempo en televisión va volando y los presentadores tienen que seguir ese ritmo, así que vamos e una vez  la prueba reina: la pregunta.

Primero, la reina de Atlántico, María Alejandra Vengoechea Cárcamo, responde segura sobre cómo la belleza de nuestras mujeres ayuda a crear una buena imagen del país en el exterior. Valle, Gabriela Tafur Náder, lo dice claro y conciso: sus tres palabras para definir a Colombia son “felicidad, pasión y paz”. Bogotá, Zara Skaugvoll Triana, da vueltas para responder cómo promocionaría al país en el exterior. El turno es ahora para la Señorita Bolívar, Laura Olascuaga Pinto, y a mi lado tengo a uno de sus fanáticos acérrimos: ha pasado toda la noche diciendo “Bolívar es la reina”, Ahora recita una especie de oración: “Serena, Barbie de rosado, que el Espíritu Santo te ilumine”... Y Laura da todavía más vueltas para decir cómo apoyaría a las mujeres que sufren violencia de género. A su turno, Yaiselle Tous Tejada, de Cartagena, responde que no podría escoger un solo género musical que represente a Colombia en el exterior... “Somos un país muy rico musicalmente”, dice.

A las diez y once minutos ya la decisión está tomada: Cartagena se queda con la corona de tercera princesa. Le sigue Bogotá, que se convierte en segunda princesa, y Atlántico, primera princesa. Nos queda el top dos que muchos predicaban en las redes sociales y en cada evento del CNB: Bolívar y Valle.

Y al final, Bolívar, ‘la Barbie de rosado’, es la virreina y Valle ratifica su favoritismo con la corona. El público enloquece y el auditorio parece temblar. Definitivamente, 2018 ha sido ‘el’ año para ese departamento. Primero, el 30 de septiembre pasado, eligieron a la valluna Valeria Morales Delgado como Señorita Colombia en ‘Rumbo a Miss Universo’ (la primera coronación que se hizo fuera de Cartagena) y ahora, Gabriela.
Este 13 de noviembre, Valle del Cauca se trepa en la lista de los departamentos con más coronas del Concurso Nacional de Belleza: tiene 12.

Mientras llueven papelitos plateados, y Laura González Ospina le pone la corona a la nueva Señorita Colombia, la gente se va. El auditorio queda solo y la reina da sus primeras palabras a la prensa:
“Recibo esto con mucho honor, con todo el honor que se merece ser la nueva Señorita Colombia. Estoy muy contenta de llevar la décimo segunda corona para mi departamento, y, bueno, estoy un poquito como en un sueño”, decía.
Ya es de madrugada, y Gabriela nos confiesa que lo más difícil de todo este proceso ha sido “creerse el cuento de reina”. “Soy una mujer sencilla, descomplicada, muy tranquila y relajada... Hoy me veo aquí, siendo Señorita Colombia y no sé ni cómo llegué”, dice riéndose.

“Yo creo que lo que me hizo resaltar fue la entrega, en ningún momento fingí el amor que le siento a la gente, siempre estuve siendo yo, auténtica, entonces creo que eso me hizo resaltar y eso lo notaron los jurados”.

La nueva Señorita Colombia seguirá con la lucha contra el maltrato a la mujer como su principal bandera, y cree que este título le servirá bastante para ese sueño de un mundo sin violencia. Sí, para Gabriela la corona del CNB es mucho más que un simple adorno. Sirve para mucho más. Sirve para transformar.