En las Fiestas de la Independencia, recordemos el origen de Pedro Romero

Pedro Romero está enterrado en la Iglesia de Santo Toribio. Dio su vida junto a sus hijos por la Independencia de Cartagena. Murió de inanición en 1816.
Gustavo Tatis Guerra Sáb, 11/09/2019 - 13:29

La única imagen existente de Pedro Romero (1756-1816) la guardaba el historiador Donaldo Bossa Herazo, junto a un relicario de la Virgen de las Mercedes, de la que era devoto, y la llevaba el día en que se fue para Haití, en diciembre de 1815, huyendo del sitio de Morillo.

Es tal vez el único héroe de nuestra Independencia del que la misma comunidad cartagenera ha tenido que inventar un rostro, desafiando el olvido. Un rostro que es la suma de los mulatos que han nacido en la Calle de la Sierpe o los negros cartageneros que cada noviembre, al igual que toda la ciudad, evoca el nombre de Pedro Romero.

Su nombre apareció en el censo de 1780 como un artesano de 24 años.

¿Quién era Pedro Romero? Era un herrero mulato contratado por el Rey de España para dirigir en Cartagena la Escuela de la Maestranza, en lo que hoy se llama El Arsenal, en donde se construían campañas, cañones, forjas, puertas y ventanas de hierro.

Toda la vida de Pedro se desarrolló en Cartagena, pese a que siempre se creyó que era de Matanzas, Cuba. En un mensaje de Antonio Nariño se alude al célebre matancero. En su tierra natal, un incendio arrasó con los archivos notariales y eclesiásticos, así que no hay ningún rastro de que haya nacido en Matanzas. Los nuevos hallazgos de historiadores contemporáneos, como Sergio Paolo Solano, apuntan a que Pedro Romero nació en el barrio de Getsemaní, lo más cercano a decir que aunque hubiera nacido en Matanzas todo lo hizo en Getsemaní. Muchas veces fuimos a Matanzas tras los pasos perdidos de Romero, rastreando una señal en los archivos dispersos después de 1750 que no sobrevivieron al fuego, y el resultado fue infructuoso. Los historiadores matanceros tampoco tenían mayor información sobre él. Conservo dos páginas que el historiador de aquel entonces me escribió sobre Pedro Romero. Eran datos fragmentarios y especulativos.

El historiador Sergio Paolo Solano, que rastreó a la familia de Pedro Romero, descubrió que uno de los cargos del líder en el barrio fue ser fiel ejecutor de pesos y medidas. Desde ese hecho, empezaron a llamarlo El Matancero, que en aquellos años en Cartagena tenía el significado de matarife de cerdos o natural de Matanzas (Cuba).

¿Cómo ese equívoco pudo mantenerse durante más de dos siglos? ¿Cómo es posible que el mismo Antonio Nariño y los historiadores de todo el siglo XX lo consideraran cubano?

La reconstrucción de su existencia ha sido un desafío para los historiadores de Cartagena y el Caribe. Ante la fragmentación de datos escritos por Donaldo Bossa y Eduardo Lemaitre, siguieron los estudios de Alfonso Múnera, Aline Helg, Marixa Lasso, Rafael Ballestas y Sergio Paolo Solano. Pedro Romero ha ido saliendo de la sombra en estos últimos treinta años.

A sus 24 años, Pedro Romero tenía un taller de herrería en la Calle de Nuestra Señora de La Amargura. Uno de sus vecinos era Bartolomé Ponce, armero de los talleres de artillería, y José Antonio Pereira, armero del Regimiento Fijo de Cartagena de Indias. Luego de mantener su taller de herrería, en el barrio de Santa Catalina, se fue para la Calle Larga, en Getsemaní.

Pedro Romero participó en las protestas que antecedieron a la Independencia, en febrero de 1811. Cartagena estaba sublevada. Manuel Trinidad Noriega fue el oficial de las milicias pardas y líder de esa sublevación del 4 y 5 de febrero de 1811. Decía que los cartageneros habían soportado tanto, hasta el punto que “el furor había llegado hasta el último desenfreno”. Cartagena contaba con cuatrocientos hombres armados de lanzas, sables, machetes, hachas. Pedro Romero también tenía ya su arsenal secreto.

Los comerciantes y militares españoles estaban preparando, luego de la sublevación de febrero de 1811, apresar a los sublevados, llevarlos presos a Cádiz y restaurar el gobierno del rey.

¿Cómo organizó Pedro Romero su ejército popular con los artesanos y los habitantes de Getsemaní? ¿Quiénes eran los Lanceros de Getsemaní? No eran bailarines de comparsas ni ritmos musicales, eran guerreros armados que desafiaron al gobierno español, liderados por Pedro Romero.

Pedro Romero no estaba solo. Los Lanceros de Getsemaní eran su ejército popular, conformado por artesanos negros y mulatos, y por ciudadanos cartageneros hastiados de la subordinación con España. El tránsito de la sociedad colonial a la republicana fue conflictivo y traumático. Aún creíamos que para ser independientes debíamos parecernos a los conquistadores blancos europeos. Tal vez por eso Pedro no aparece como firmante del Acta de Independencia. Complejo social y racial que Cartagena hereda desde las noches de la esclavitud.

Entre la multitud que desfilaba hacia el Palacio de la Proclamación, junto a Pedro Romero, iba el niño Pablo Olier, que enarbolaba una bandera de ocho puntas y tres cuadriláteros de color rojo, amarillo y verde. Es la bandera que hoy ondea en las Fiestas, 208 años después.

El Acta de Independencia de Cartagena, firmada el 11 de noviembre de 1811, exigió la Independencia absoluta de Cartagena. Es un texto de gran sentido político y reclamo de derechos civiles.

Los Lanceros de Getsemaní entraron en pleno sol de la mañana a la sala de junta del Palacio de la Proclamación, iban armados de lanzas, fusiles y puñales.

Pedro Romero involucró a toda su familia en la defensa de Cartagena, junto a su esposa y sus hijos. Defendió a la ciudad antes y después de ser sitiada. Dio su vida por la ciudad. Se fue a los Cayos, Haití, con su familia en el amanecer del 5 diciembre de 1815. Su legado es el sacrificio de un hombre que murió por defender la dignidad de una ciudad y el derecho a la libertad. Su nombre está perpetuado en una avenida, en una medalla ciudadana, en una legión cultural urbana, en una escultura en la Plaza de la Trinidad y en la imagen que aparece y desaparece entre los muros de la Calle de la Sierpe.

Pedro Romero murió a sus sesenta años de inanición, poco después de llegar a Haití. Está enterrado en la Iglesia de Santo Toribio.