Aplicarse biopolímeros jamás será una solución saludable para rellenar líneas de expresión o aumentar volumen en algunas partes del cuerpo con el fin de verse más armonioso estéticamente o más jóven; sin embargo, aún existen pacientes quienes consciente o inconscientemente han sido sometidos a procedimientos donde inyectan esta sustancia. No obstante, la solución no siempre es el retiro de estos.
Según Wilmar Camacho especialista en cirugía y remoción de biopolímeros, afirma que en su experiencia ha atendido a pacientes quienes han sufrido diferentes padecimientos luego de haberse inyectado dicha sustancia, sin embargo la solución inmediata no siempre es la remoción de estos biopolímeros y es necesario evaluar varios factores.
Como primera medida, según el doctor Camacho: ¨es importante reconocer los síntomas y signos como cambio de coloración en la zona inyectada, dolor, asimetría, deformidad, alteraciones en la parte sensitiva, neuropatías y daños vasculares y linfáticos. En los casos más graves pero, por fortuna, menos recurrentes, se produce el síndrome de Asia (síndrome autoinmune inflamatorio inducido por adyuvantes) que es un conjunto de síntomas de reacción inflamatoria que pueden causar alteración de la memoria y sus repercusiones se relacionan a las ocasionadas por enfermedades autoinmunes¨.
Sin embargo, según Camacho, no todos los pacientes que se han aplicado biopolímeros son candidatos para cirugía de remoción, pues hay quienes son completamente asintomáticos y no han tenido complicaciones que conlleven a una intervención de remoción; por lo que solo las personas que tienen síntomas y signos como los anteriormente mencionados, junto con problemas de tipo psiquiátrico como depresión o trastornos de ansiedad, son las que necesitan la cirugía para la extracción del compuesto.
Hay quienes desean hacer la cirugía de remoción de manera preventiva por temor a sufrir complicaciones futuras; no obstante, es recomendable hacer un seguimiento anual, para identificar si es imprescindible llevar a cabo la intervención quirúrgica o no. Por lo tanto es posible que una persona que tenga biopolímeros pueda convivir en condición estable si no manifiesta alteraciones en su estado de salud.
La valoración al momento de realizar el diagnóstico en una persona que se haya inyectado biopolímeros depende de la cantidad de sustancia que tenga en su organismo, este examen se realiza mediante una resonancia magnética nuclear que evidencia la cantidad de producto, la zona de localización y el daño que ha causado el compuesto químico.
Según Camacho “Las consultas han incrementado y son cada día más las personas que quieren retirar implantes y biopolímeros de su cuerpo, pues algunos medios, redes o influenciadores se han encargado de persuadir a la remoción de la sustancia y esta bien querer sentirse seguros o promover dichos procedimientos, pero es importante también aclarar que hay otras opciones dejando de lado el miedo o pánico colectivo,cuando en realidad, no todas las personas necesitan la cirugía, más sí, un acompañamiento y seguimiento ” afirma.
El procedimiento adecuado dentro de los lineamientos de la sensatez consiste en definir a quién operar y determinar los dos tipos de pacientes: asintomáticos, a quienes se les debe realizar como primera medida el diagnóstico mediante una tomografía y resonancia magnética, tamizaje inicial y control radiológico anual, con el fin de observar si la sustancia migra o está afectando patológicamente el organismo.
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