Salud


Consejos para afrontar las pérdidas de la pandemia sin caer en depresión

La muerte de seres queridos, la disminución de ingresos económicos, el cierre de negocios y la pérdida de empleo, se asocian frecuentemente con el deterioro de la salud mental.

REDACCIÓN SALUD

20 de agosto de 2021 02:39 PM

La crisis sanitaria y económica generada por la pandemia del COVID-19 ha tenido muchas repercusiones sobre el bienestar de millones de personas en el mundo. Uno de los efectos más alarmantes es el deterioro en la salud mental tanto de las personas que se han contagiado del virus, como del resto de la población que se ha visto afectada por la incertidumbre asociada con la pandemia y por los efectos indirectos relacionados con medidas de contención tomadas para frenar los contagios.

Para Mauricio Gómez Villegas, docente del programa de Psicología de la Fundación Universitaria del Área Andina sede Pereira, “las consecuencias de la pandemia se han documentado extensivamente y en efecto, aspectos como la soledad, el distanciamiento físico, la insuficiencia de interacciones sociales, la muerte de seres queridos, la disminución de ingresos económicos, el cierre de negocios, las metas sin cumplir y la pérdida del empleo, se asocian frecuentemente con el deterioro de la salud mental”.

Actualmente, miles de personas se enfrentan a turbulencias económicas tras haber perdido sus fuentes de ingresos y sus medios de vida o están en peligro de perderlos. En Colombia, según cifras oficiales del DANE, “en febrero de 2021, casi la mitad de las personas encuestadas reportó sentir niveles particularmente altos de preocupación o nerviosismo a raíz de la pandemia, se ha observado un aumento del 30% en las consultas a las líneas de asistencia psicológica, particularmente por síntomas de depresión y ansiedad, así como por casos de violencia intrafamiliar. La incidencia de los síntomas de salud mental fue mayor entre los hogares donde alguien perdió el empleo y en los que experimentaron una caída en su ingreso o mayor inseguridad alimentaria”.

La pérdida de algo importante genera un proceso de duelo que supone un momento de inflexión muy difícil para una persona, llevando hasta una posible depresión. Cuando hablamos de pérdida, se tiende a pensarla como la muerte de un ser querido, pero no siempre es así. Cualquier persona está sujeta a experimentar la sensación de pérdida en cualquier momento de su vida y en relación con cualquier aspecto que puede influirnos.

El docente Gómez explica que, “en el caso de las pérdidas económicas y materiales, puede provocar una sensación de desasosiego e incertidumbre. Este tipo de pérdida deja un vacío muy grave en la vida de las personas, las cuales no saben cómo reaccionar ante ello. De hecho, en los momentos económicos tan difíciles que vivimos, muchos pacientes acuden a consulta porque experimentan los mismos síntomas psicológicos que las personas que han perdido a alguien cercano y querido. El vacío que dejan muchos elementos materiales puede suponer el desajuste emocional de aquellos que antes lo poseían”.

La mayoría de las personas reaccionan frente a estas situaciones de pérdida con emociones fuertes, aunque generalmente son capaces de adaptarse a estas condiciones estresantes a través de la resiliencia, la cual requiere tiempo y esfuerzo para que las personas puedan sobrellevar estas desafiantes situaciones paso a paso.

“Ser resiliente no significa que la persona no experimente dificultades o estrés psicológico. El dolor emocional y la tristeza son emociones comunes entre las personas que han sufrido grandes adversidades o momentos traumáticos en sus vidas. De hecho, el camino hacia la resiliencia no es sencillo, y probablemente esté lleno de obstáculos y situaciones de inestabilidad que pueden afectar nuestro estado emocional. La resiliencia no es un rasgo que las personas tienen o no, sino un concepto que incluye una serie de comportamientos, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidos y progresivamente desarrollados por cualquier persona que se lo proponga”, argumenta el docente Gómez.

Para fortalecer las conductas de resiliencia frente al duelo por pérdidas económicas y materiales, el académico Gómez sugiere:

· Establecer relaciones de apoyo dentro y fuera de la familia. Aceptar ayuda y apoyo de personas cercanas dispuestas a escuchar.

· Evitar ver las crisis como obstáculos insuperables. Tratar de mirar más allá del presente y pensar que las cosas mejorarán en el futuro.

· Aceptar que el cambio es parte de la vida. Es posible que por la situación adversa, no se puedan alcanzar ciertas metas. Ante ello, aceptar las circunstancias que no se pueden cambiar y enfocarse en lo que se puede mejorar.

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