Salud


Estas son las drogas que consumen los jóvenes en Colombia

COLPRENSA

14 de marzo de 2017 03:02 PM

Ser menor de 13 años, permanecer menos de 8 horas en el colegio, probar alcohol o cigarrillo y tener a la mano la oferta de marihuana o bazuco. Estas condiciones suelen repetirse en las historias de adictos en Colombia, principalmente después de las últimas décadas, cuando el consumo de sustancias psicoactivas se cuadriplicó.

Así lo revela un estudio escrito por el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, y las investigadoras Adriana Camacho y Catherine Rodríguez, de la Universidad de Los Andes. Mientras que en 1992 el 3,4 % de la población colombiana había consumido drogas, en 2013 la cifra ascendió a 12 %.

El estudio, del que apenas se conocen los resultados, incluye las cifras más recientes del consumo de drogas en Colombia, publicadas por el Observatorio de Drogas del Minjusticia. Como sucede con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud, el Gobierno tarda por lo menos 3 años en diseñar y aplicar las encuestas.

Hasta la fecha, pocas investigaciones académicas se han centrado en el perfil de los consumidores de droga en Colombia. La investigación revela, por ejemplo, que los hombres de estratos medio-altos, “que consumen frecuentemente alcohol o cigarrillos y están entre los 18 y 24 años de edad son los más propensos a consumir drogas”.

Así como se incrementó el uso de sustancias ilícitas, el consumo de alcohol y de cigarrillos ha aumentado: mientras que en 1996 el 3,2 % de la población consumía alcohol más de cinco veces por semana, en 2013 la cifra pasó a ser del 6 %.

Existe otro dato revelador: mientras que el 7,7 % de las personas que nacieron entre 1943 y 1949 consumieron drogas en algún momento de su vida, para las que nacieron entre 1992 y 1996 el porcentaje asciende a 17 %. La edad inicial para empezar a consumir, además, pasó a ser los 14 años.

Si bien existe una noción general de que el consumo de droga aumenta si el nivel de educación es bajo, la investigación demuestra que no hay una diferencia estadística entre los consumidores con posgrado y los que no se han graduado del colegio. Sin embargo, existe una variable que sí marca la diferencia: el poder adquisitivo. “En los estratos altos, el consumo aumentó por lo menos en 226 % en los últimos 2o años”.

Actualmente, agrega el informe, una persona que consume alcohol más de cinco veces a la semana, es 8 % más propenso a consumir drogas. Y si fuma más de 6 cigarrillos por semana, es 15,5 % más vulnerable a sustancias psicoactivas.

Afectación en ciudades
En Bogotá y Medellín, las cifras más recientes sobre consumo de drogas las aporta el Observatorio de Drogas del Ministerio de Justicia. Sin embargo, en la capital desarrollaron un estudio que demuestra que los jóvenes son los más afectados por el consumo de psicoactivos.

Según la Secretaría de Educación de Bogotá, los colegios oficiales del Distrito pasaron de reportar 2.494 casos de consumo de sustancias ilícitas en 2014, a 5.196 en 2015. Esto se debe, en cierta medida, a que la Secretaría encontró 131 “ollas” y 471 expendios de drogas en los entornos cercanos a colegios.

La Alcaldía de Medellín, por su parte, ratifica el fenómeno. El alcalde, Federico Gutiérrez, señaló que en la ciudad existen 3.548 adictos. Encontraron, además, que la edad para comenzar a consumir drogas como “popper” o alucinógenos es de 13 años.

¿Qué dice Minjusticia?

Justo cuando la U. de Los Andes publicaba el estudio sobre el consumo de sustancias ilícitas, el Observatorio de Drogas del Minjusticia entregó un informe que demuestra, por ejemplo, que Medellín es la ciudad que presenta más consumo de heroína en el país.

El uso de marihuana, cocaína, bazuco, éxtasis y heroína incrementó 3 % entre 2008 y 2013 en Colombia. “Se estima que alrededor de tres millones de personas han consumido drogas ilícitas alguna vez en su vida”, dice el estudio. La mayoría de adictos están en las universidades y en las escuelas.

De los consumidores de sustancias psicoactivas en Colombia, el 87 % consume marihuana. El abuso de bazuco se presenta, en su mayoría, en los estratos bajos, mientras que existe “una mayor proporción de consumidores de cocaína y éxtasis en los estratos altos”.

En una escala de 1 a 10 en consumo drogas en Colombia, Medellín obtuvo una puntuación de 8,2, seguida por Quindío (6,8), Risaralda (6,4) y Meta (5,5). El aumento de cultivos ilícitos ha ido de la mano con el incremento de producción de cocaína, otro factor que los investigadores del Minjusticia tienen en cuenta. Mientras en Colombia se producían 155.558 kilogramos de cocaína en 2011, en 2015 la cifra alcanzaba los 253.159 kilogramos. En estimulantes de éxtasis se pasó de 26.130 unidades a 121.579 unidades en el mismo periodo.

Las autoridades han puesto la lupa en la producción de cocaína, pues en el tráfico de marihuana procesada, por ejemplo, hubo una diminución significativa en los últimos años: se pasó de una producción de 353.284 kilogramos en 2011 a 258.221 kilogramos en 2015.

Definir nuevas políticas
Si algo queda claro de los estudios del Minjusticia y de la Universidad de Los Andes es que los jóvenes son los más vulnerables a las sustancias psicoactivas. De ahí a que un interrogante frecuente en la academia sea el de las políticas públicas que está aplicando el Gobierno para contrarrestar el problema.

Un primer paso será evaluar los 33 planes departamentales de drogas. Esta tarea fue asumida por el Minjusticia. Cuando termine la evaluación, le presentará una propuesta de política pública al Consejo Nacional de Estupefacientes.

Este año, la Universidad de Los Andes y la Universidad de California revisarán en detalle el programa de prevención de consumo de drogas de la Policía Nacional: Dare. La iniciativa, que fue implementada hace 20 años, ha buscado prevenir el abuso de sustancias psicoactivas en la población escolar.

De acuerdo con Hernando Zuleta, director del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas de la Universidad de Los Andes, el programa necesita actualizarse teniendo en cuenta el contexto actual: “No existe una evaluación exhaustiva del programa. Hasta el momento se ha desarrollado en las escuelas y en los municipios, pero hace falta articulación”.

El programa, a juicio del profesor Zuleta, debe ahondar en las condiciones psicológicas y sociales de los consumidores: “Sabemos que los consumidores muchas veces tienen problemas familiares. Cuando la familia se convierte en caldo de cultivo para el consumo de drogas es esencial el trabajo de Bienestar Familiar, pues allí es donde llegan los reportes de niños abandonados, por ejemplo. Creo que hasta el momento no se han tomado cartas en este asunto. El Estado suele ser estricto con el tráfico de narcóticos, pero no con los padres que desatienden a sus hijos”.

Con el programa Dare, la Policía ha llevado expertos a los colegios para que los estudiantes conozcan las consecuencias de consumir cocaína o marihuana, las dos más populares. Sin embargo, Zuleta explica que las estrategias no han tenido el alcance que se esperaban. “Las estrategias deben enfocarse en fortalecer la personalidad de los individuos. En Chicago existe una muy famosa que se llama ´Becoming a man´, que interviene directamente en la personalidad de los jóvenes que participan en pandillas”.

El senador Juan Manuel Galán, quien logró que el Congreso aprobara el uso de la marihuana con fines medicinales, también considera necesario la construcción de una nueva política pública de prevención. “Lo que se ha hecho hasta ahora es desarticulado, no basta con poner a Falcao en la radio invitando a los jóvenes a unirse a un mundo libre de drogas o llevando conferencistas a los colegios. Los programas deben ser diseñados con los jóvenes, capacitando maestros y dialogando con los padres de familia”.

Si bien la Policía Nacional reconoce que es necesario actualizar la campaña nacional de prevención contra el consumo de drogas, también defiende los resultados que ha presentado el Dare en los últimos 20 años.

Por un lado, destaca la presencia del programa en los 32 departamentos del país y la capacitación de 2,5 millones de niños niñas y adolescentes en prevención de consumo de drogas. Por otro, señalan que 103 mil docentes y 1 millón de padres de familia han recibido capacitaciones relacionadas con consumo de drogas. La cifras, sin embargo, no alcanzan la cobertura de docentes en el país, pues por lo menos en la planta docente de colegios oficiales hay 350.000 maestros.

De manera paralela, los ministerios de Salud y Justicia han promovido el programa Familias Fuertes: Amor y Límites, que tiene como objetivo principal la prevención del consumo de drogas en los jóvenes que tienen entre 10 y 14 años. El programa, creado por la Universidad de Iowa, arrojó resultados. A la fecha, 8.885 familias han recibido orientación con base a esa estrategia y se han logrado impactar, según el ministerio, 25 departamentos.

El Plan Nacional para la Promoción de la Salud, la Prevención y la Atención del Consumo de Drogas 2014-2021 también busca reducir indicadores de consumo. Este programa, que tiene en cuenta al consumidor como un paciente, se ha priorizado en Bogotá, Pereira, Dosquebradas, Cúcuta, Cali, Medellín, Armenia y Santander Quilichao, entes territoriales con niveles altos de consumo, principalmente de drogas inyectadas.

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