El asma se define como una enfermedad crónica que causa inflamación de las vías aéreas de los pulmones, las cuales están encargadas de llevar el aire hacia adentro y hacia afuera de estos órganos. También hace que los músculos dentro y alrededor de estas vías se endurezcan o estrechen demasiado.
Debido a la inflamación, las vías aéreas del paciente generan unas secreciones pegajosas denominadas mucosidades, mientras que presentar músculos endurecidos hace que sea difícil respirar.
Expertos señalan que el asma puede ser una enfermedad genética, sin embargo es muy posible que algunas personas la desarrollen sin tener ningún antecedente familiar.
¿Qué puede provocar el asma?
De acuerdo con la National Heart, Lung, and Blood Institute, muchos factores pueden provocar o desencadenar una crisis asmática entre ellos pueden estar:
· Los ácaros del polvo, el pelaje de animales, las cucarachas, el moho y el polen de árboles, pastos y flores
· Los irritantes como el humo de cigarrillo, la contaminación del aire, las sustancias químicas o el polvo en el lugar de trabajo, los compuestos presentes en productos decorativos para el hogar y los atomizadores (por ejemplo, el fijador para el pelo)
· Los sulfitos presentes en alimentos y bebidas
· Las infecciones de las vías respiratorias superiores, como los resfriados.
· La actividad física (incluido el ejercicio)
Factores como la sinusitis, el reflujo (acidez estomacal), el estrés psicológico e incluso las apneas del sueño contribuyen a las crisis respiratorios. Estos problemas de salud deben tratarse dentro del plan global de atención médica del asma.
Debido a la dificultad para respirar, el niño también experimenta una sensación de ahogo que le limita realizar actividades como correr o desplazarse con facilidad.
También pueden manifestar dolor en el pecho, en el abdomen o en la espalda. Esto es normal porque en el esfuerzo por respirar utilizan músculos accesorios y genera dolor.
Episodios de dificultad respiratoria de grado variable: la dificultad para respirar comienza con una sensación de ahogo, es decir, no poder ingresar adecuadamente el aire a los pulmones. El niño que sufre de asma empieza a tomar posiciones de rescate, a hacer jadeos que aceleran la frecuencia respiratoria y la expansión del tórax.
Esta dificultad para respirar puede ir acompañada de cianosis, que consiste en una coloración azul que se presenta en los labios y dedos del niño.
Comentarios ()