Tendremos pesadillas o terrores nocturnos durante toda la vida, algunas personas con más frecuencia que otras. Son definidos como sueños perturbadores que causan sentimientos negativos, como ansiedad o miedo, y que suelen aparecer durante las 2 a 3 de la madrugada.
De acuerdo al documento ‘Los sueños, su estudio científico desde una perspectiva interdisciplinaria’, el sueño, los sueños y todas nuestras actividades fisiológicas y psicológicas dependen de nuestro engranaje biológico como especie, sin embargo, está probado que las mujeres tienen más episodios que los hombres.
Las pesadillas son un tipo de parasomnia, es decir, un trastorno de la conducta durante el sueño asociado con episodios breves o parciales de despertar, cuyas causas, cuando en extremo son recurrentes pueden ser alteraciones neurológicas, trastornos debido a sustancias psicoactivas, fiebre alta o medicación. Generalmente y con normalidad, las personas las experimentan después de algún hecho importante de la vida, como la pérdida de un ser querido o un acontecimiento traumático o si hay estrés en el hogar o el trabajo.
En general, cualquier trastorno del sueño significa perder calidad de vida. Según el médico cubano Ángel García G, “durante las pesadillas, sucesos invaden la esfera cognitiva de la persona y se insertan en los procesos de síntesis e integración de la memoria, que al pasar al plano inconsciente son recordados de una manera a veces exagerada o tergiversada, o ambas, y en ocasiones como una mezcla de acontecimientos”.
Cuando se convierten en un problema, algunos expertos las tratan con fármacos inhibidores de la recaptura de serotonina o antidepresivos, pero realmente no existe ningún tratamiento 100% efectivo hasta la fecha.
Se debe consultar con un especialista, si las pesadillas impiden el normal desarrollo de su vida, o le producen miedo a lo largo del día.
En la actualidad, ningún estudio científico le confiere a los alimentos el poder de producir pesadillas, ni tampoco lo asocian a la indigestión, como reza la creencia popular.
En general es normal que los niños tengan pesadillas a partir de los 2 a 4 años, cuando su imaginación empieza a despertar, pero debe saber que empiezan a mermar desde los 10 años. Cuando ocurren, es posible que sea porque el niño vio algún programa de televisión, o escuchó historias de miedo.
Cuando esto pasa, no se recomienda llevar al pequeño a la cama de los padres, porque además de poder acostumbrarlo, es posible que se estropee su buen hábito del sueño. Así como pasa en la etapa adulta, tienden a ser más comunes en las niñas que en los niños. Durante estos episodios, los padres deben centrarse en tranquilizar a sus hijos y darle seguridad si se despiertan.
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