La violencia y la agresión se han convertido en fenómenos cotidianos. Los factores asociados, especialmente el maltrato y la violencia intrafamiliar, se presentan de manera diferenciada en los diferentes estratos, lo que impacta directamente los significados, según detalla una investigación de Irene Salas-Menotti, de la Facultad de Psicología, de la Universidad Santo Tomás.
El año pasado, Cartagena Cómo Vamos, mostró que en el primer semestre, se presentaron 184 muertes violentas, clasificadas por meses, así: Enero (27); Febrero (36); Marzo (34); Abril (32); Mayo (27) y Junio (28).
Como muertes violentas se conocen a los homicidios o muertes no intencionales..
Una investigación del Psicólogo Clínico e Investigador Adolfo Castilla Sánchez, señala que la violencia y criminalidad hacen parte de los problemas sociales y de salud pública que afectan a la sociedad, por el impacto que ocasiona en sus víctimas: tiene un carácter destructivo y deliberado de causar daño así mismo, a otro individuo o contra un grupo o comunidad.
“En ocasiones este tipo de actos están ligados a factores tales como patrones de crianza, la pobreza, inequidad, alcoholismo, consumo de sustancias, conducta antisocial”, refiere Castilla.
Existen múltiples factores que intensifican en una sociedad el crimen y la violencia, “entre estos el crecimiento rápido y desorganizado de la densidad poblacional, la inestabilidad en el sistema judicial, responsabilidad penal del adolescente infractor, debilidad en el sistema penitenciario, extremismo ideológico, indiferencia por derechos de las poblaciones vulnerables, desempleo, ausencia de programas preventivos y educación familiar y social”.
Nadie puede decir cuáles son las causas exactas que transforman al ser humano en alguien violento, porque cada quien carga tras sí una serie de factores que lo inducen a reaccionar ante los estímulos, de manera distinta a sus pares.
“Los humanos somos potencialmente violentos, sin embargo la capacidad de adaptarnos nos hace regularnos y vivir en sociedad. Para entender la etiología o causalidad de la violencia y los actos criminales, existen variables explicativas estudiadas científicamente”, continúa Castilla. Entre ellas están:
Las bases biológicas como son las regiones cerebrales de efectos desencadenantes, que se dan en el hipotálamo, sustancia gris central, sistema límbico y neocorteza.
La neuropsicopatología de la violencia en la que se puede explicar una disminución de la actividad del sistema nervioso central y de la capacidad de inhibición o control de conducta.
Factores de aprendizaje social, que están relacionados con experiencias directas e indirectas en los contextos de vida que modelan conductas imitativas de violencia, como son en algunos casos la criminalidad en los padres, la incidencia de los medios de información, así mismo la violencia instrumental que se mantiene o queda sujeta bajo la condición de la consecuencia obtenida (en estos casos un beneficio tangible luego de un acto criminal) con tendencia a la repetición y reincidencia. Asimismo, hay diferentes manifestaciones de violencia: la física, de género, sexual, psicológica, económica, doméstica, institucional, política, o digital.
“No existe un perfil único de la persona violenta; este está relacionado con el tipo de violencia que ejerza sobre su víctima, no obstante, se identifican generalidades que se caracterizan por un historial de maltrato, bajo control de impulsos, hostilidad, agresión expresiva, irritabilidad, necesidad de hacer daño, impulsos homicidas, comportamiento de dominio y control, desorden afectivo y de personalidad”, finaliza Adolfo Castilla Sánchez
“Por supuesto que sí, principalmente teniendo control serio de vigilancia epidemiológica de los casos que se presentan y su tipología, ajustes serios en la política pública criminal y de la administración de justicia, evaluación temprana de riesgo de violencia, intervención en la familia desde la afectividad y fortalecimiento de vínculos, función parental en la formación integral de los hijos, desarrollo de programas de educación y de comportamiento social en los niños, los adolescentes, reducción de la pobreza e inversión social”, dice el investigador Adolfo Castilla. El Centro de Observación y Seguimiento del Delito, COSED presentó la publicación del año 2020 correspondiente al Informe del primer bimestre.
En ella se puede observar que la mayor cantidad de casos de violencia en ese primer bimestre del año ocurrieron durante las horas de la noche (de 6 de la tarde a 11:59 de la noche), siendo históricamente este rango horario uno de los de mayor participación en cuanto al total de casos.
Pero Cartagena experimentó un fenómeno de irradiación de la violencia, “manifestándose ello en una ocurrencia mayor de casos de homicidios en otros barrios o incluso en aquellos en donde no se presentaban de manera tan regular durante un primer bimestre del año, como es el caso de La Boquilla y Pasacaballos”.
Entre los barrios que más alto índice de violencia presentan están, de acuerdo a la publicación del año pasado:
- Nelson Mandela.
- Olaya Herrera.
- El Pozón.
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