Según la Fundación Life, quienes tienen más probabilidades de pensar en el suicidio, son aquellas personas que acaban de pasar por cambios importantes en su vida, como una pérdida reciente, de un ser amado, un trabajo, un ingreso/medio de subsistencia, quienes estén atravesando una separación o quienes se enfrentan a una enfermedad mental.
La ideación suicida no es algo de lo que se hable abiertamente y por eso, muchos de los casos de suicidio terminan causando extrañeza entre amigos o familiares.
De hecho, en nuestra sociedad es casi un tabú hablar sobre este tema, pese a que el año pasado, según el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, hubo 1.396 suicidios en el país.
La Organización Mundial de la Salud, OMS, estima que “la frecuencia del intento de suicidio es 20 veces mayor que la del suicidio consumado”, lo que demuestra que podemos esforzarnos para combatirlo.
Según la psicóloga clínica de la Fundación Niños de Papel, Liris Salas Flórez, hay algunas señales que muestran las personas que piensan en el suicidio, entre esas:
1.Estado depresivo, por lo cual la persona se siente aislada, y tiende a dejar de compartir con amigos y familiares.
2.Descuido físico, lo cual puede llevar a pasar tiempo sin arreglarse, bañarse, rasurarse, y en general a que no se preocupe por su aspecto físico.
3.Baja el nivel de funcionamiento de su vida diaria. Lo cual desemboca en reiteradas faltas al trabajo o a compromisos adquiridos.
4.No darle importancia a su familia o hijos.
5. Empezar a regalar posesiones o tener intentos fallidos de suicidio.
Si está frente a un caso de suicidio, y no sabe qué hacer, tenga en cuenta que “intentar empatizar con la persona es clave”, dice la psicóloga Liris Salas. El personal idóneo para persuadir a alguien que está bajo esta circunstancia es un psicólogo o profesional de la salud mental, así que, mientras el experto llega y usted crea que está en condiciones de acercase, es mejor hacerlo. “Se puede empezar a trabajar con la persona y abordar, no los factores que la hacen querer morir, sino aquellos motivos que tiene para vivir. Debemos mirar cómo podemos ayudarle. Normalmente, desde la psicología, le piden a la persona un tiempo de prueba para poder hacer algo, es decir “dame una semana para ayudar y después decidirás si retomar el pensamiento o no”.
Quien quiera ayudar debe tratar de escuchar a la persona y que ella le dé la oportunidad de hablarle, es decir ‘yo quiero escucharte y yo sé que hay una solución para ti’”, explica Salas.
Cada año se suicidan más de 800.000 personas en todo el mundo, y el principal factor de riesgo para este evento es un intento de suicidio no consumado. Debe saber que de acuerdo a la Fundación Life, “los pensamientos de suicidio no desaparecen fácilmente si la persona en riesgo no siente algún cambio en su vida o circunstancias. Esta situación, o los sentimientos acerca de la misma, pueden cambiar, o tal vez sientan más apoyo y pueden sobrellevar las dificultades. La participación continua por parte de la familia y los amigos es muy importante”.
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