A pesar de que la edad promedio para la menopausia es de 51 años aproximadamente, no es raro que la mujer presente menstruaciones irregulares en la década anterior a la menopausia, y lo más común es en los 40 años. Si después de cuatro o seis meses sus menstruaciones todavía son irregulares, entonces lo prudente sería evaluar la situación. En ese caso, el mejor punto de partida es el médico de cabecera, quien puede hacerle un examen físico, solicitar cualquier análisis necesario y revisar la posible presencia de alguna enfermedad subyacente capaz de desencadenar los síntomas.
“Además de la edad, pueden existir otras dos razones comunes para las menstruaciones irregulares, que son los trastornos de la tiroides y la hiperplasia endometrial, en la cual se engrosa el revestimiento uterino. Los crecimientos no cancerosos en el útero conocidos como fibromas uterinos también pueden conducir a cambios en la menstruación”, explica la doctora Petra Casey, obstetra y ginecologa de la Clínica Mayo.
Además, explicó que el médico puede revisar cuando quien padece de irregularidades sufre de anemia, afección en la que el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos. La anemia es un efecto secundario común de perder sangre con menstruaciones fuertes.
“A medida que vigila sus ciclos menstruales en los siguientes meses, comuníquese de inmediato con el proveedor de atención médica si durante más de dos horas usted llega a presentar un sangrado muy fuerte, o si el sangrado llega a durar más de 10 días sin importar cuán fuerte sea. Hágalo también si observa otros síntomas nuevos, tales como sudores nocturnos o sofocos”, detalla.
Por otro lado, si las menstruaciones irregulares continúan por dos o tres meses, o si usted tiene factores de riesgo para hiperplasia endometrial, entre ellos obesidad, presión arterial alta y diabetes, comuníquese con su doctor.
En caso de que las menstruaciones fuertes sean un problema continuo, existen varios tratamientos para controlarlas. Las alternativas, entre otras, son los fármacos antiinflamatorios no esteroides o AINES (como el ibuprofeno), los anticonceptivos orales y un dispositivo intrauterino hormonal.
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