Refranes para entrenar un cerebro positivo

Dichos como ‘Loro viejo no aprende a hablar’ o ‘El vivo vive del bobo’ nos han hecho un daño inmenso sin percatarnos. Puede que los usemos en la cotidianidad pero si de verdad miramos su profundidad nos damos cuenta que han hecho parte de la idiosincrasia del colombiano, como una excusa para el atraso y el mal comportamiento.

La Federación Mundial de Neurología proclama el Día Mundial del Cerebro el 22 de julio, promoviendo la necesidad de crear conciencia sobre su potencial, riesgos y enfermedades.

“Queremos invitar al país a celebrar el mes internacional del cerebro enfocándonos en ver el potencial que cada uno de nosotros tiene dentro de esta máquina poderosa de aprendizaje que es el cerebro. Hemos escuchado hasta el cansancio que somos un país con altos niveles de desigualdad, pobreza y desempleo. Solo que también es verdad, que somos creadores del primer marcapasos, somos el segundo país más biodiverso del mundo y actualmente con el surgimiento del sector fintech somos la tercera economía con mayor participación en la banca digital, así que tenemos la opción de hacer lo que hacen los buenos atletas enfocarse en sus oportunidades, entrenar y mejorar sus habilidades en lugar de sentarse a lamentar sus desgracias”, asegura Constanza Triana, entrenadora mental y directora de Vera Ikona.

En ese contexto, el lenguaje tiene un papel protagónico. Desde neurocientíficos con robustos laboratorios hasta filósofos con extensos tratados coinciden en que las palabras que las personas usan determinan su comportamiento.

El cerebro es el órgano que nos hace pensar, sentir, desear y actuar. Es el asiento de múltiples y diferentes acciones tanto conscientes como no conscientes, que nos permite responder a un mundo en continuo cambio y que demanda respuestas rápidas y precisas. Está compuesto por millones de neuronas que se comunican todo el tiempo permitiendo decidir, imaginar y entender situaciones cotidianas, así que, en pocas palabras, el cerebro convierte datos en decisiones en un proceso que en segundos combina recuerdos, conceptos, emociones y finalmente, da como resultado lo que una persona hace en público y en privado.

“Las expresiones populares, los refranes y los dichos terminan siendo como hábiles, rápidos y resistentes vehículos que transportan de una generación a otra una cantidad de ideas que en la mayoría de los casos sirven como excusas para decir que no tenemos nada que hacer porque la vida es así, y la verdad es que si podemos cambiar la vida que tenemos, así como un atleta se dedica a repetir sus movimientos hasta lograr tal nivel de maestría que logra nuevos marcadores, inspira a otros y deja un legado”, agrega Triana.