Jaime Estiven Quinto Rivas quería hacer las cosas bien, y así se lo prometió a su mamá el domingo. Todo el día la ayudó en los quehaceres del hogar y la atendió. No la dejó mover de la cama, principalmente porque la noche anterior ella tuvo una recaída por sus problemas de hipertensión y debieron llevarla de urgencia al puesto de salud.
A pesar de sus 17 años (cumplía 18 el próximo 24 de junio), Jaime ya estaba preparándose para tener familia. Su novia está en el último mes de embarazo. “Él por eso decía que estaba muy feliz, que se iba a portar bien y que de ahora en adelante iba a luchar por el hijo que viene en camino”, recuerda su tía.
No está claro la travesura que el joven cometió en la noche del domingo, lo cierto es que su padrastro lo regañó en la casa luego de una corta discusión.
Tal parece que Jaime salió a caminar, pero a unos cuantos metros, en la esquina de la carrera 59 del sector Ricaurte, en Olaya Herrera, lo esperó un conocido de su familia y del barrio. El sujeto, identificado por la tía de Jaime como ‘Rafa’, lo increpó y de una le disparó. El proyectil fue directo al tórax. Eran las 8 p. m.
“No sabemos por qué lo hizo. La verdad, el pelao no se metió con él. Creemos que se tomó el regaño que le dieron a Jaime y quiso tomar justicia por sus manos. Él no tenía porque meterse”, relata la tía de la víctima.
A Jaime lo llevaron en un carro al Hospital Universitario del Caribe, pero los esfuerzos resultaron en vano. Murió antes de ser ingresado.
La muerte del adolescente ha dejado un profundo dolor en su hogar. También hay rabia. “Él no tenía porque meterse en un problema familiar. Ahora está huyendo, pero queremos que dé la cara y responda por lo que hizo, porque mi sobrino no era ningún animal”, precisa la tía de Jaime Estiven, a quien se trajeron de Cali siendo apenas un bebé de 10 meses.
Jaime Estiven es el último de los nueve menores de edad que han asesinado en Cartagena en lo que va del año.
El penúltimo caso ocurrió el pasado lunes 31 de mayo, cuando sicarios asesinaron a una niña, de 2 años, en el barrio La Esperanza, en un ataque que era contra el papá de ella. Por ese caso aún no hay capturas, pese a que las investigaciones van avanzadas en cuanto a los posibles móviles.
En abril hubo tres víctimas. A Jaider Enrique Salas Álvarez, de 16 años y estudiante de octavo grado, lo acuchillaron el sábado 24, en la noche, en El Pozón. Lo atacaron delante de su novia.
Una semana antes, y en menos de 48 horas, entre el domingo 18 y el martes 20 de abril, dos adolescentes murieron en los barrios Zaragocilla y Policarpa.
Raúl David Morales Gómez tenía 16 años, ayudaba a su papá en labores de electricidad. Caminaba hacia su vivienda cuando dos sujetos en moto se le cruzaron y uno de ellos le disparó a quemarropa y sin mediar palabras.
Edwin Manuel Salas Herrera, de apenas 13 años, cursaba quinto de primaria en un colegio en Policarpa. Ese martes, a las 6 de la tarde, dos hombres que llegaron en moto para cobrarle una deuda a su mamá lo asesinaron de tres balazos mientras atendía una chaza donde vendía dulces.
Los otros cuatro casos ocurrieron entre enero y febrero, dos de ellos en el barrio Villa Estrella.
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