Las investigaciones por el asesinato del abogado penalista Sergio Andrés Díaz Barrios, ocurrido el martes a las 7 de la mañana en el barrio Los Alpes, podrían dar un giro de 180 grados.
Para la familia de Díaz, quien cumpliría 31 años este martes 21 de julio, el robo de su reloj, una cadena y un portafolio que tenía dentro de su carro, pudo ser una maniobra para desviar el que sería el verdadero móvil de este homicidio que ha causado conmoción en la ciudad.
Para el tío de la víctima, Luis Felipe Barrios Zapata, “asuntos personales” estarían detrás del crimen. En diálogo con El Universal, vía celular, confirmó que esos problemas personales comenzaron hace cuatro años, cuando dos hombres entraron a la casa de su sobrino para agredirlo.
“Ese día yo estaba en la casa y no dejé entrar al tipo. Ambos forcejeamos y el hombre me agarró por el cuello, pero como la Policía llegó rápida, la cosa no pasó a mayores. A mi sobrino no alcanzaron a hacerle daño”, cuenta Barrios Zapata.
Para esa época, dice su tío, Sergio Andrés trabajaba independiente y al poco tiempo comenzó a laborar en el SENA.
A raíz de ese incidente, el joven puso el hecho en conocimiento de las autoridades y hubo hasta una orden de protección policial para él y su familia en su residencia, en Puerta de Los Alpes. Las amenazas en su contra cesaron y la situación aparentemente se calmó.
Díaz Barrios fue escalando profesionalmente, y tras recibir hace tres meses su diploma de especialista en Derecho Procesal Penal por parte de la Universidad Externado de Colombia, fue llamado a trabajar como registrador auxiliar de Cartagena en la notaría que está en el barrio Ceballos.
Justamente cuando comenzaba esa nueva labor, reaparecieron esas amenazas, más aún cuando ya no gozaba con protección policial, según su tío. Asegura Luis Felipe que su sobrino, incluso, le dijo hace algunos meses que había visto a dos sujetos sospechosos rondando por su casa.
Bajo esas circunstancias, Sergio Díaz siguió haciendo su vida normal, y fue así como el martes, a las 7 de la mañana, salió de su casa no sin antes despedirse de su mamá, con quien residía. A los pocos segundos, sonaron los balazos.
Cuenta su tío que Sergio salió de su vivienda directo a un pequeño parqueadero que está a pocos metros. Allí tenía estacionado su auto particular. Dice Luis Felipe que alcanzó a entrar al carro y poner las llaves para encenderlo, pero apenas vio al sujeto que cubría parte de su rostro con un tapaboca y llevaba puesta una gorra, trató de correr. Enseguida se oyeron los balazos.
Las dos balas fueron directo al pecho, y aunque el abogado corrió varios metros, cayó cerca de una reja que restringe el paso hacia esa calle, que parece más bien un “callejón de bolsillo”. Allí, agonizando, el pistolero le quitó sus pertenencias y regresó al carro de la víctima, de donde sustrajo un portafolio. Todo eso ocurrió delante de la mamá del abogado, quien estaba en la puerta despidiendo a su hijo.
Relata el tío del joven que el asesino también agarró las llaves del carro y las lanzó hacia una esquina del parqueadero. “Creemos que hizo eso para que se demoraran en ayudar a mi sobrino y llevarlo a un centro asistencial rápidamente. Por eso no pudimos llevarlo en su carro. Debimos esperar la ambulancia”, dice Luis Felipe. El asesino huyó como parrillero en una moto que estaba en ese parqueadero. Sus características físicas están en manos de la Sijín y la Fiscalía gracias al video de una cámara de seguridad que captó el crimen.
“Esto del atraco es algo confuso para nosotros. Más bien parece algo planeado, mi sobrino incluso en su agonía me decía que sabía quien le había mandado a hacer eso. Quizás si él no hace el esfuerzo en levantarse después de recibir los dos balazos, se habría salvado”, dijo el tío del abogado sin ahondar en detalles de esos “asuntos personales” que hace cuatro años perseguían a Sergio Díaz.
Sobre lo que viene de ahora en adelante, Luis Felipe solo es claro en señalar que “Dios nos protege”.
Sergio Díaz murió el miércoles a las 5:30 de la mañana en la Clínica Madre Bernarda, casi 22 horas después de ser baleado. Según su tío, uno de los proyectiles le afectó el corazón, un pulmón y el hígado.
El cadáver del abogado estaba aún ayer en la mañana en la morgue de Medicina Legal, en Zaragocilla. De ahí lo iban a pasar a una funeraria en Pie del Cerro. Su sepelio estaba previsto para realizarse ayer en la tarde en el Cementerio Jardines de Cartagena.
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