“Justicia”. Eso lo que piden los familiares de Hugo Alfredo Padilla Suárez, el hombre que murió en medio de un atraco en La Consolata, el sábado en la noche.
Los vecinos de la calle Los Alcázares, donde vivía Hugo, aún no salen del asombro por esa muerte repentina de “un hombre bueno, un ser humano ejemplar que compartía con todos”. A Padilla Suárez lo asesinaron de dos balazos luego que le hurtaran el celular a su esposa.
Robo y muerte
Hugo tenía 44 años y dos hijos pequeños, de siete y nueve años, que vieron su sufrimiento cuando recibió los impactos de bala. Su cuñada, quien estaba en el lugar de los hechos, contó cómo ocurrió todo.
“Yo salí a ver los mariachis que estaban a dos casas, donde la vecina que cumplía años. Había varias personas afuera disfrutando de la música. Mis sobrinos -hijos del fallecido- estaban en la calle también manejando bicicleta”.
La mujer relató que frente a ella estaba un hombre que nunca había visto, pero que también estaba disfrutando del espectáculo de los mariachis. “Cuando volteo a la casa, el tipo ese se había metido a la terraza y le estaba apuntando a mi hermana con una pistola, le pedía el celular”.
La esposa del fallecido, quien con ojos de tristeza se lamentaba y lloraba la pérdida de su compañero, agregó que dio el teléfono de inmediato, lo que le pedía al hombre era que no le hiciera nada.
El ratero, contó la mujer, salió tranquilo de la casa, pero un vecino que vio todo le tiró una bicicleta encima, lo que desestabilizó al hombre.
“Ahí cuando casi se cae fue que empezó a disparar”, dijo la mujer, quien afirmó que luego que el ratero accionara el arma tres veces, salió Hugo de su casa asustado, pensando que uno de sus hijos estaba recibiendo esas balas.
“Cuando fue a ver, le dieron dos balazos, pero el de la ingle lo mató”, finaliza. La mujer asegura que eran dos motos las que rondaban por el lugar y que son las que están implicadas en el hecho.
Un dolor para toda la vida
La familia de Hugo Padilla clama justicia. Justicia divina, pero también terrenal. Le piden a las autoridades que avancen con las investigaciones para que puedan dar con los responsables de este acto criminal.
“Mis sobrinos ya están recibiendo ayuda psicológica, esos pequeños vieron cómo su papá cayó y sufrió”, dijo la mujer.
Contó que el menor, de siete años, le decía al papá que se levantara y trataba de abrirle los ojos cuando estaba tirado en la calle. Al hombre lo alcanzaron a llevar a la Clínica Madre Bernarda, pero en la segunda cirugía a la que fue sometido murió.
“Esto es un dolor muy fuerte, es para toda la vida, aunque agarren a los que hicieron esto, el dolor quedará”, añadió con tristeza la cuñada del fallecido.
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