El 14 de abril pasado, en el barrio La Esperanza -Care Perro-, de Arjona, la sangre de un niño se derrama de manera cruel e injusta. Ese día, los señalamientos recaen en una sola persona: ‘el Gatico’.
Ese hombre sería quien supuestamente jala el gatillo contra otro individuo que se salva porque la bala va directo a la cabeza de Abraham Álvarez, de 11 años. ‘El Gatico’ huye sin dejar rastro aparentemente, pero en realidad deja pistas, según la Policía.
Su captura llega el domingo en la tarde, luego de más de 15 días de investigación. La Policía de Bolívar informa que el sujeto es arrestado por orden judicial, gracias a la comunidad.
Según la Policía, ‘el Gatico’, de 21 años, lidera presuntamente la pandilla ‘los Tronquitos’ en el municipio de Arjona. A su cargo tendría más de 15 pelaos en riesgo, a los que les ordena actos delictivos y las disputas de territorio.
La institución manifiesta que el homicidio de Abraham no es el único que el aprehendido carga en su espalda, pues el sistema judicial arroja que son cuatro los crímenes en los que estaría involucrado.
“Todos los casos tienen que ver con jóvenes en riesgo. Es decir que las víctimas han sido asesinadas en riñas entre estos grupos”, explica uno de los investigadores.
El domingo 14 de abril, a eso de las 12:30 de la tarde, ‘el Gatico’ ve la oportunidad de acabar con uno de su eternos enemigos: Dilan Antonio Suárez Pájaro. Según testigos, ‘Dilan’ va acompañado de ‘el Mister’; ambos hacen parte de la pandilla ‘los Care Perro’, y contra ellos se ensaña ‘el Gatico’.
Apenas observa que caminan cerca, los embosca a piedras y, luego, junto a sus compinches, saca un arma de fuego y dispara. Una de las balas se aloja en el pecho de ‘Dilan’ y la otra va a la cabeza del niño -Abraham- que está en la terraza de su casa.
El presunto integrante de ‘los Care Perro’ muere en el acto, mientras que Abraham fallece horas después en la Clínica Madre Bernarda.
Tanto ‘Dilan’ como Abraham vivían en Care Perro, pero sus vidas son totalmente distintas.
El primero ha crecido defendiéndose, según los suyos, de los ataques de las pandillas, aún antes de pertenecer a ellas. “Así nos toca aquí. No nos vamos a dejar matar”, dice una hermana de Dilan el día de su muerte. Para ese entonces, la víctima tiene cuatro meses de estar en libertad. Es enviado a prisión por porte ilegal de arma de fuego.
Abraham, por su parte, es un niño que nace en un hogar cristiano, creyendo en Dios y cuya vida gira alrededor de la iglesia a la que pertenece. El día que fallece, acababa de llegar del culto.
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