El regalo que Carlos Herrera Vergara, de 33 años, le daría a una de sus hijas el próximo fin de semana por su cumpleaños ya no se podrá cumplir. La razón: su padre ya no estará presente para esa fecha, pues dos balas acabaron con su vida mientras departía con familiares y amigos entre la noche del domingo y la madrugada del lunes en el barrio La Esperanza, calle Cuberos Niño. (Lea aquí: Muere domiciliario herido en un presunto caso de abuso policial en La Esperanza).
Familiares del fallecido insisten en señalar que fue un miembro de la Policía adscrito al CAI de La Perimetral quien presuntamente le propinó los balazos luego de un cruce de palabras y una andanada de golpes entre el difunto y otros uniformados.
Habla la MECAR
El comandante de la Policía Metropolitana de Cartagena, general Henry Sanabria Cely, fue enfático en señalar que ningún miembro de la institución accionó su arma de fuego.
“Se llega a ese sitio tras recibir una llamada de la ciudadanía donde se informa de una persona lesionada con arma de fuego. La Policía no participó en esa lesión, por lo tanto se desconoce quiénes son los autores de ese hecho”, destacó el general Sanabria Cely.
Agregó que miembros de la comunidad están haciendo señalamientos contra los uniformados, que de acuerdo con toda información recopilada no fue así. También aseguró que hay un grupo de abogados tratando de deslegitimizar la actuación de la Policía recopilando información de años anteriores, de pandillas, para tratar de inculpar a la institución.
Habla la familia
De acuerdo con la versión de los familiares, el domiciliario Carlos Herrera Vergara, quien trabajaba para una empresa de pollos congelados, fue presuntamente herido en una discusión con uniformados del CAI de la Perimetral.
Fidel Jiménez Pardo, familiar de Herrera Vargas, confirmó que el martes, a las 6 de la tarde, los llamaron a confirmarle el fallecimiento del joven, tras luchar en una UCI de la Clínica Crecer.
Lo que relató Jiménez Pardo sobre este caso es que él y otros familiares tenían música en su vivienda cuando a eso de las 12:30 de la madrugada del lunes llegó un grupo de diez policías en cinco patrullas motorizadas pidiéndole que apagaran el equipo de sonido.
Precisó que en ese momento procedieron a obedecer lo que les pidieron los uniformados, pero que no hubo discusiones. Al rato - según relató- fue que uno de los policías comenzó a increpar a unos tres jóvenes y tras ese cruce de palabras se inició una discusión, que se fue a los golpes, e incluso los muchachos para defenderse tiraban piedras. Luego de eso, los policías persiguieron a los jóvenes.
Lo balean
El hoy fallecido no corrió sino que se fue caminando para su casa, pues vivía cerca, y cuando iba llegando unos policías comenzaron a golpearlo y a decirle que él también estaba tirando piedra. Se dijo que no solo lo golpearon a él sino a una persona en condición de discapacidad, lo que llenó más de rabia a Herrera Vargas.
Según cuenta el familiar, Carlos comenzó a defenderse también. Al intentar huir de los uniformados, uno de ellos sacó su arma de fuego y le propinó un balazo en el abdomen y otro en la espalda.
Aseguró que los policías se fueron y lo dejaron malherido y son los familiares quienes en ese instante lo llevaron al centro asistencial, donde desafortunadamente falleció.
“Ese muchacho era muy sano, trabajador, siempre vivió por aquí todos lo conocían. Trabajaba por sus hijas y un hijo de crianza. A él muy poco le gustaban las fiestas. A él le insistieron para que fuera a esa integración familiar”, dijo un allegado.
En la tarde del martes, antes de su fallecimiento, familiares hicieron una marcha por el barrio en señal de rechazo por la manera en que la Policía actuó con estos jóvenes, pues otros más resultaron con golpes.
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