Edwin Flórez Barrios iba en una moto por La Candelaria, cuando los primeros rayos del sol de ayer apenas se asomaban. Iba a gran velocidad y fue interceptado por policías que participaban de una persecución que se abrió paso desde Tacarigua.
En esa urbanización acababa de cometerse un hecho vil, que causó la indignación de muchos cartageneros y dejó enlutada a una familia: la del docente del Sena Gustavo Castro Cárdenas. A este lo asesinaron por oponerse a que lo atracaran y un grupo nutrido de uniformados estaba tras su verdugo y el compinche de este.
Fue así, por medio de un plan candado, como atraparon a Flórez Barrios en La Candelaria. La Policía señaló que intentaba ocultarse en una casa del sector El Pueblito cuando lo atraparon. Le inmovilizaron Pulsar de color negro, de placas CVL-04E, en la que se movilizaba.
El hombre tiene 28 años y un tremendo lío con las autoridades, pues lo señalan de tener participación en el atraco en el que mataron al profesor Gustavo. Habría manejado la moto en la que iba el hombre que le disparó a la víctima.
Y su pasado no le ayuda en caso de ser procesado. La Policía Metropolitana confirmó que el cartagenero tiene una anotación por el delito de hurto calificado e investigación si participó en hurtos en la zona donde ocurrió el homicidio del docente. Se esperaba que ayer en la noche fuera presentado ante un juez, para determinar si tiene una posible relación o no con el asesinato.
Dañaron la felicidad de una familia
Castro Cárdenas vivía con su mujer en la manzana 12 de Tacarigua. Era ingeniero de sistemas y, además de trabajar como instructor del Sena, era docente universitario. Allegados dicen que estaba feliz con la reciente llegada de su hija. “La niña tiene 6 meses, Gustavo estaba loco con ella”, recodó un amigo del ingeniero de sistemas.
Ayer, el docente se despertó temprano y a las 5:50 a. m. ya estaba en un andén de la avenida El Consulado, frente a la tienda La Tisan. En sus bolsillos llevaba dos celulares marca iPhone, mientras que en su bolso cargaba su portátil y otras herramientas de trabajo.
De repente, dos atracadores en una moto llegaron. El parrillero bajó y amedrentó con un arma de fuego a Castro Cárdenas. Pero este tomó una decisión que resultó letal. Con mucha valentía se le fue encima al delincuente y lo tumbó. “Cuando el atracador se levantó, le dio tres balazos a Gustavo y luego corrió. Así herido, Gustavo persiguió al atracador por unos quince metros.
Cuando vio que ya no lo podía alcanzar, se detuvo. Se devolvió e iba como rumbo a su casa, pero terminó agarrándose de unas rejas de una casa vecina y allí se desplomó, y empezó a pedir ayuda”, relató Humberto Crison, suegro de Gustavo y quien es presidente de la Junta de Acción Comunal de Tacarigua.
Parientes de la víctima dicen que el atracador no pudo quitarle sus pertenencias, pero otra versión deja ver que sí le quitaron sus dos celulares y el portátil.
Los vecinos del sector empezaron a salir y alertaron a la Policía. También llegaron a la casa de Gustavo y le avisaron a sus parientes de lo que ocurría. La mujer del docente corrió junto a varios familiares y encontró a este tendido junto a la reja. Lo montaron en un taxi y lo llevaron a la Clínica Barú, que está a solo dos cuadras de donde ocurrió el ataque. Sin embargo, el daño estaba hecho.
El ingeniero llegó muerto debido a las heridas en el abdomen, el tórax y un muslo. La Policía capturó posteriormente al hombre señalado de manejar la moto en la que iba el sujeto que le disparó a Gustavo. Buscan a testigos del hecho y analizan si en el sector hay cámaras para identificar a quien disparó. Miembros de la Sijín adelantan la investigación.
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