A Gilberto Apolinario Meneses y Dairo Martínez Blanco la muerte les llegó de manera muy similar. Ambos eran peatones que perecieron en centros médicos tras ser arrollados por vehículos de cuatro llantas, en la Transversal 54 y Piedra de Bolívar.
Pese a sus 88 años, Gilberto era un hombre enérgico y se ganaba la vida vendiendo loterías. Vivía en Camino del Medio y el martes de la semana pasada salió de su hogar a trabajar y la tragedia lo sorprendió en una calle de Piedra de Bolívar. Mientras cruzaba, un carro particular, de placas BPU-644, lo arrolló. El anciano sufrió un trauma cráneo - encefálico y múltiples fracturas. Fue llevado a la Clínica Barú, donde pereció el domingo, a las 7 de la mañana. Los médicos nunca le dieron esperanzas a sus parientes. Gilberto Apolinario dejó cuatro hijos, que hoy lamentan su partida. “El conductor del carro nos dejó un número de teléfono para comunicarnos, pero no lo contestan”, indicó Jairo Genes, sobrino de Gilberto.
Por otro lado, está la tragedia de Dairo Martínez. El viernes de la semana pasada, el hombre estaba junto a la Transversal 54, a unos metros de la clínica Blas de Lezo. En ese sector, Martínez esperaba un taxi que lo llevara a Santa Rosa de Lima, donde residía. “Me dicen que una buseta lo atropelló. Unos taxistas que se dieron cuenta lo llevaron a la clínica El Bosque. Cuando llegué estaba delicado con fractura en la cadera, en las piernas y golpes en el rostro”, indicó Veracruz Jiménez, esposa de Dairo Martínez. Los parientes de Dairo esperaban que se sobrepusiera a las lesiones que sufrió en el accidente de tránsito, pero su historia ya estaba escrita. El hombre murió el domingo en la madrugada. Sus parientes están destrozados.
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