Sucesos


El tiroteo en El Líbano que dejó un muerto y una condena a la Policía

En la madrugada del 19 de marzo 2004 fue abatido en una tienda de ese barrio de Cartagena, José Eucaris Mejía. El uso desproporcionado de fuerza por parte de siete uniformados fue la clave en el fallo.

Diez balazos acabaron con la vida de José Eucaris Mejía Mejía esa madrugada del viernes 19 de marzo mientras departía con su cuñado en una tienda en el barrio El Líbano, calle El Cedro.

Lo que comenzó como “una chanza” terminó en un tiroteo que dejó ese día un muerto, un herido y un arma de fuego incautada; y 16 años después, la ratificación de una condena contra la Policía Nacional por su responsabilidad en ese hecho.

Así lo decidió la Sala de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado ante una demanda de reparación directa que interpuso la familia de la víctima.

En primera instancia, la Sala de Decisión Quinta del Tribunal Administrativo de Bolívar accedió parcialmente a las pretensiones de la demanda. Para el efecto, hizo un recuento de los hechos probados en el expediente y concluyó que el señor José Eucaris Mejía “había transgredido normas elementales de buen comportamiento, pues hizo gala de su arma, la disparó para hacer alarde de la misma”.

Dice ese fallo, sin embargo, que “dicha conducta no tuvo la entidad para romper el nexo causal en la medida en que la respuesta de los agentes del organismo demandado fue desproporcionada y excesiva, lo que constituyó una falla del servicio”.

Por tal razósn, el Tribunal accedió a las pretensiones y ordenó resarcir económicamente a la familia afectada con el pago de más de 380 millones de pesos, al considerar que aún cuando la persona fallecida hubiera hecho uso del arma de fuego, tal circunstancia no excusaba a la Policía de su responsabilidad.

Alegando que los agentes le dispararon a la víctima porque se negó a atender una orden y que este hizo uso de un arma sin salvoconducto, la Policía apeló la sentencia con el fin de que el Consejo de Estado la absolviera de responsabilidad patrimonial en ese acontecimiento.

La corporación negó esas pretensiones. Sostuvo que la ausencia del documento que habilitara legalmente el porte del arma de la víctima no tiene que ver con su deceso. Añadió que si bien se acreditó que el hombre disparó en dos ocasiones a los policías, ocasionando el 20 por ciento del daño, el resto del nexo causal se originó en el uso desproporcionado de fuerza por parte de los siete uniformados que accionaron sus armas de fuego, propinándole 10 balazos a José Eucaris Mejía.

Dado que el Consejo de Estado señaló que el fallecido también tuvo culpa en la producción del daño, decidió reducir el monto de la reparación a los daños morales en esa misma proporción, es decir, en un 20 por ciento.

¿Qué pasó?

El día de los hechos, tanto los familiares de la víctima como la Policía manejaron sus versiones. Lo que dijo esa institución fue que José Mejía, de 30 años y oriundo de Remedios (Antioquia), fue abatido al enfrentarse a los miembros de una patrulla de la Policía adscrita a la Estación de Olaya Herrera.

Los familiares de la víctima afirmaron, por su parte, que al vigilante le dispararon sin alertarlo con una señal previa.

El Universal habló ese día con Mariluz Mercado, compañera de José Eucaris, y ella dijo que la víctima y un cuñado se dedicaron a ingerir licor a partir de las 5 de la tarde del jueves 18 de marzo en las afueras de una tienda en la calle El Cedro y de razón social La Cabaña”.

A la una de la madrugada del viernes 19, y de acuerdo con las versiones entregadas por el propietario de la tienda a las autoridades, a José Eucaris Mejía se le dio por disparar contra los focos de los postes de alumbrado público.

Según el tendero, José Mejía disparó en varias oportunidades. El tendero le advirtió al vigilante que no siguiera disparando porque podría darle a los transformadores de energía y con ello dejaría sin luz eléctrica a los habitantes de ese sector.

La acción de José Eucaris también tuvo reacción en otro habitante de esa calle, quien desde su casa llamó por teléfono a la Policía Nacional. A los 30 minutos llegó a la tienda “La Cabaña” una patrulla adscrita a la Estación de Olaya Herrera.

El informe de la Policía dijo esa vez que José Mejía disparó en tres oportunidades contra los uniformados pese a que el comandante de la patrulla le gritó: “alto, Policía, manos arriba”. La reacción de los agentes no

fue otra que responder el ataque. El vigilante en el acto.

En el tiroteo, el hijo del dueño de la tienda, identificado como Fausto Calderón Manco, resultó herido al ser baleado en la pierna derecha y el abdomen. En el sitio de los hechos la Policía encontró un revólver Smith and Wesson, calibre 38 largo que presuntamente portaba el hoy difunto.

Aunque los familiares de la víctima reconocieron que José Eucaris Mejía disparó al aire varias veces, aseguraron que la Policía llegó al sitio de los hechos “disparando a la loca”.

“Él (José) hizo como dos tiros al aire, después, como a los 30 minutos apareció la Policía, y lo mataron estando en la calle”, le dijo esa vez a El Universal la mujer del vigilante.

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