Luego de varios meses de seguimientos e investigaciones, la Policía Nacional logró desarticular una red de narcotraficantes de alcance transnacional, integrada por 11 personas dedicadas al tráfico de alcaloides hasta Europa. El cabecilla principal y el financiero de la organización criminal fueron capturados en flagrancia.
El modus operandi de la banda era usar veleros deportivos, para ocultar en pequeñas cantidades el alcaloide. La práctica náutica la venían desarrollando como hobby, pero poco a poco y por la facilidad que tienen estas embarcaciones para surcar aguas internacionales, vieron que podían transportar alucinógenos superando los controles de las autoridades.
La Operación 'Costa Azul' puso fin a la actividad criminal de estos narcotraficantes. Seis operaciones contra esta organización permitieron incautar tres embarcaciones, 458 kilos de cocaína y 62 kilos de marihuana, bloqueando la economía criminal de estos narcos por un valor estimado a los 20 millones de dólares.
Uno de los capturados, identificado con el alias de 'Chino', fungía como un reconocido navegante de vela. Viajaba desde Medellín en vehículos de gama alta hasta un muelle privado en La Heroica y allí se reunía con un selecto grupo de personas que dedicaban su tiempo a la práctica de este costoso deporte.
Otro de los integrantes de la red, conocido con 'Sebas' o 'Pichi', le inyectaba gruesas sumas de dinero a la organización. Es dueño de restaurantes en la capital de la montaña. Según las autoridades, se reunía con su socio y amigo 'Chino' en islas del Caribe para finiquitar los envíos de droga a Europa.
Como red independiente, podían aguardar con la droga hasta por varias semanas en zonas de fondeo muy cerca a las costas de Ibiza, en el Mar Mediterráneo.
En Medellín, una pareja conocida con los alias de 'Lalo' y 'Adri', se encargaban de conseguir la droga. Seguían instrucciones precisas de 'Chino', quien ordenaba el envió de cocaína o marihuana en vehículos de servicio público hasta Cartagena, donde era recibida por 'Mono' y 'Caribe'. Estos últimos serían entonces los responsables de ocultar las sustancias alucinógenas en las embarcaciones.
La denuncia a la Línea 167 permitió adelantar las investigaciones y los registros a los muelles, en donde atracan las embarcaciones tipo velero. Las inspecciones fueron minuciosas, apoyadas con perros antidroga. Se revisaban a diario cada uno, encontrando vestigios de droga, lo que podía precisar que habían sido usadas en el transporte de alcaloides.
La Policía Nacional decidió iniciar las investigaciones a fin de determinar propietarios e integrantes de esta red transnacional. En pocos días se pudo establecer como estaba conformada esta estructura que lideraba una persona desde Medellín y las rutas que usaban para llevar la droga hasta el viejo continente.
Haciendo tránsito en Panamá, conseguían las licencias que les permitía navegar por el océano Atlántico sin contratiempos. Uno a uno fueron identificados y con orden judicial se capturaron cuando se encontraban en sus residencias.
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