A James Junior Méndez Sarabia lo balearon el martes en la mañana frente a sus compañeros mototaxistas en la estación donde se parqueaba todos los días para recoger pasajeros en La Providencia, frente a la sede administrativa de una EPS.
“Por eso él salió esa mañana tranquilo, todo parecía normal”, dijo con aparente calma la esposa del fallecido en las afueras de Medicina Legal, en Zaragocilla.
La mujer aseguró que no tenía conocimiento de ninguna amenaza en contra de su difunto esposo: “James nunca me dijo algo de estar amenazado o de que alguien estuviera detrás; que yo sepa, él no debía nada”.
“Le tiraron a matar”
A las 10:40 de la mañana del martes, James estaba en las afueras del Centro Médico Santa Lucía esperando carreras en su moto cuando dos hombres en otra moto lo balearon.
Méndez Sarabia cayó y los delincuentes huyeron. Un grupo de personas ayudó al hombre herido y en una moto, casi sin poder subirlo en ella, lo llevaron a la clínica más cercana: la Madre Bernarda.
Quienes presenciaron el atentado aseguran que los sujetos le tiraron a matar. Esos balazos que recibió lo dejaron tan malherido que el hombre falleció poco después de ingresarlo al centro asistencial.
Su esposa dice que lo impactaron en siete oportunidades: un balazo en la cabeza y los demás en el pecho.
“Era un gran padre”
Cuando la viuda de James habla de su versión como papá de dos niños pequeños se le entrecorta la voz y las lágrimas aparecen. “Daba todo por sus hijos, tenía tantos sueños y metas por cumplir”, dice.
El hombre murió a sus 29 años y, además de ser mototaxista, estudiaba contaduría pública en la Universidad del Sinú. La mujer asegura que su esposo era muy trabajador y buscaba siempre la forma de salir adelante.
Su familia en el barrio República de Venezuela lo extrañará y recordará siempre.
De sus homicidas aún no se tiene información. La Policía Metropolitana en un comunicado dijo que “adelantan labores con el objetivo de identificar y capturar a los responsables del ataque con arma de fuego”. También mencionó que “investigan si la víctima contaba con amenazas en su contra”.
La esposa del fallecido lo deja todo en manos divinas. Dijo que “esperamos que Dios se encargue de dar respuestas porque no tenemos explicación de lo que pasó”.
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