“Era mi único hijo y me lo mataron injustamente, lo trataron como un perro”. Con esas palabras, la mamá de Joyser José Caballero Mosquera recuerda los últimos momentos de vida de su hijo, de 20 años.
Ana Mosquera dice que en una serviteca de la avenida Pedro de Heredia, en el barrio Escallón Villa, donde Joyser recibió el balazo en el estómago, hay cámaras de seguridad que podrían revelar lo que de verdad pasó, pero “no me han dejado ver los videos”.
Hechos confusos
El 30 de mayo en la tarde hubo confusión con el disparo que se escuchó frente a la Plaza de Toros. Al principio se dijo que el fallecido había sido víctima de un hurto, pero tras verificar la información, la Policía informó que Caballero era un delincuente que intentaba despojar de sus pertenencias a los clientes de la serviteca.
“Si mi hijo hubiera sido delincuente, las personas que estaban ahí no lo habrían auxiliado”, expresó la mujer. Continuó diciendo que “los policías no fueron quienes lo llevaron a la clínica, ellos ni primeros auxilios le brindaron. La gente de por ahí lo subió a un taxi y lo llevaron al hospital”.
La Policía en el reporte también dijo que aunque Joyser estaba herido, lo capturaron por porte ilegal de arma de fuego, pues le hallaron “un revólver calibre 38 con tres cartuchos”.
Ante esta afirmación, Ana se indigna y exige que le muestren ese arma que supuestamente le encontraron. “Dónde está ese revólver, nunca lo mostraron, quieren ocultar la verdad”.
Joyser murió poco después de ingresar al Hospital Universitario del Caribe; los médicos dijeron que la herida afectó órganos importantes. Su madre también culpa al centro médico por la muerte de su hijo; asegura que no le brindaron la atención necesaria.
Mientras Ana le pide a la Fiscalía que investigue bien el caso y le permita ver los videos de las cámaras de seguridad, la Policía determinó en su momento que Joyser era “un delincuente con un amplio prontuario delictivo”.
“Tenía dos antecedentes por hurto calificado y agravado y, al parecer, estaría vinculado en otros hurtos en la zona, dirigidos contra clientes y empleados de locales de autolujos y autopartes en los sectores Escallón Villa, Los Ángeles, La Castellana y El Amparo”.
A pesar de esas señalizaciones, la mamá del joven se mantiene y asegura que su hijo a lo que se dedicaba era a vender mangos y aguacates, y a veces la ayudaba en el reciclaje. “Todos en San Francisco, donde vivía Joyser, saben que mi hijo era un buen muchacho, la verdad se tiene que saber”, puntualizó.
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